Improvisación y poder

Un secretario de Transporte que se ha dedicado más a defender a la aerolínea que a velar por la política aerocomercial del país; una gestión empresarial encabezada por hombres con pocos antecedentes en el ramo que no pueden explicar cómo es que la compañía aérea de bandera cuesta casi dos millones de dólares por día; miles de empleados que se cuentan entre los mejor pagos del país, y dos juicios en los que se discute cuántos millones de dólares les corresponderán a los anteriores dueños de la compañía, que prácticamente fueron echados. Y hay más: siete gremios distintos con diferentes intereses; una cogestión sindical que empezó hace años, cuando en la Casa Rosada se reían de las trapisondas que los gremialistas les hacían a los empresarios privados; 20 aviones nuevos que no tienen pilotos para ser volados y que descansan en tierra en varios aeropuertos del interior y, como si fuera poco, la política y la ideología metidas dentro de las decisiones empresarias.Así se ve la vida interna de Aerolíneas Argentinas y Austral, las empresas aéreas que el Gobierno todavía intenta quedarse definitivamente mediante una expropiación que aún está en juicio.Desprolijidades, millones en juego, improvisación, espacios de poder y conflictos. Casi una crónica con final anunciado: gremios alimentados de poder durante años que, ya crecidos y fuertes, empiezan a mirar a quienes los favorecieron y arremeten contra ellos.Todo empezó cuando Néstor Kirchner decidía desde Olivos con quién pelearse. Uno de los elegidos fue el español Grupo Marsans, anterior dueño de Aerolíneas. Funcionarios kirchneristas acusaron en público y en privado a los europeos de tener una gestión "desastrosa". Es cierto que, en muchos casos, éstos les dieron argumentos.En Marsans reclamaban a los cuatro vientos que se cerrara una "paz social" porque, decían, la empresa era inmanejable por la alta conflictividad de los sindicatos, que el Gobierno abonaba. Tan cercana era la relación entre los gremiosy la Casa Rosada que durante los cuatro años de gobierno de Kirchner, el subsecretario de Política Aerocomercial fue Ricardo Cirielli, líder del sindicato de técnicos y mecánicos (APTA) y actual blanco del enojo presidencial.Pero eso no fue todo: Jorge Pérez Tamayo, presidente de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), llevó a la...

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