Imposible que no se vaya

Imposible que Pizzi no se vaya. Aun siendo campeón. Aun teniendo por delante la Libertadores. Difícil es saber cuándo se presentan las buenas oportunidades. Se le abre una puerta en un escenario diferente; se le abre la chance de un contrato en una moneda que vale y, a la vez, de salir de una realidad particular.Pasó por Rosario, de dirigir al club de sus amores; celebró en San Lorenzo. Vivió las histerias y las miserias de nuestro fútbol, así como las incongruencias de la Argentina país. Y puede entenderse que no quiera más de eso, que esté harto. De las chicanas, de los barras, de partidos sin hinchas, de apretadas, de...

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