La importancia del voto

Desde el retorno de la democracia en 1983, no hay memoria de una jornada electoral para elegir presidente y vicepresidente y renovar parcialmente el Congreso que haya suscitado menos pasión, menos incógnitas y tanta apatía como la de hoy.Se debe, desde ya, a que se puede presumir, sin mucho margen de error, el resultado. Un http://www.lanacion.com.ar/1402112-la-presidenta-amplio-su-triunfo-electoral ha sido anticipado por las encuestas y, principalmente, por las abiertas del 14 de agosto pasado.Tampoco hay mayor incertidumbre acerca de la magnitud de ese triunfo, sólo acerca de si alcanzará o superará el 50 por ciento de los votos. Se presume, además, la casi certeza de que la fórmula que se ubique en el segundo lugar en la preferencia de los votantes lo hará a considerable distancia de la fórmula triunfadora, seguramente la mayor desde la reapertura democrática, en buena parte por la inusual y desmedida fragmentación del arco opositor.El mejor ejemplo de este estado de cosas lo han dado las http://www.lanacion.com.ar/1416850-una-campana-que-nunca-termino-de-despegar , que han pasado casi inadvertidas, salvo por los spots televisivos de los últimos días.Se puede hablar de un efecto no buscado que tuvo su origen en aquellas elecciones primarias de hace más de dos meses que no cumplieron su finalidad, pues cada agrupación política ya había decidido sus fórmulas con anterioridad y, por lo tanto, aquel sufragio se convirtió en un anticipo que parece haber vaciado de sentido a las elecciones de hoy.Pero eso no debería ser así. Por anunciado que sea su resultado, ninguna elección, y menos una nacional, se puede reducir...

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