La imperiosa necesidad de completar la Cámara Electoral

Los años electorales conllevan la incertidumbre propia del juego político que se pone en marcha cada vez que tenemos que votar a nuestros representantes. A esa falta de certezas se contrapone la necesidad de contar con ciertas seguridades institucionales que permitan canalizar las demandas sociales a través de elecciones limpias.Una de las principales y más obvias es la existencia de una Justicia Electoral imparcial e independiente, que encabeza la Cámara Nacional Electoral, que ha sabido conducir exitosamente las elecciones que permitieron a la Argentina renovar sus autoridades saliendo de las más graves crisis políticas desde la recuperación democrática, en 1983.En un contexto histórico de política judicializada y de Justicia politizada, no es poco decir que en las últimas décadas ese tribunal, encargado precisamente de los conflictos judiciales de la política, haya construido un prestigio reconocido por los partidos de todo el arco ideológico, fundado principalmente en el alto nivel técnico y no partidario de los jueces que lo integran.Esa cámara, que es un tribunal de justicia, pero que también administra muchas otras cuestiones claves, como la confección de los padrones o el registro de las candidaturas, lleva más de tres años con una integración incompleta que afecta el diseño institucional ideado para su funcionamiento. A principios de 2016, con el fallecimiento de uno de sus miembros, se produjo una vacante que dejó con solo dos jueces, los doctores Alberto Dalla Vía y Santiago Corcuera, a ese tribunal diseñado para una composición de tres. Es la afectación más ostensible al proceso de toma de decisiones, pues los tribunales colegiados se forman en numero impar. En la mayoría de los casos, con tres jueces para robustecer la deliberación y la argumentación de la aplicación de la regla de mayoría. En la medida en que solo haya dos magistrados, ese esquema se desnaturaliza, ya que para tomar decisiones los jueces deben hacer un constante ejercicio de equilibrio entre el respeto a la convicción personal sobre la solución legal de un problema jurídico...