Ideologías y utopias
Autor | Elisa A. Méndez de Smith |
Páginas | 67-77 |
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A partir del análisis de un orden social cualquiera, efectivo y consolidado, Karl Mannheim distingue con un criterio original las ideologías de las utopías.
Tradicionalmente se ha considerado a la utopía como un ideal que siendo a la vez deseable es también, al propio tiempo, irrealizable. En todas las edades de la humanidad, la búsqueda por el hombre de un mundo ideal o idealizado se ha mostrado a la manera de una contraposición entre la sociedad humana concreta, plagada de contradicciones e imperfecciones, y una sociedad humana perfecta, carente de resistencias reales y ubicada en un futuro indeterminado45.
Pero el hecho de que toda utopía se presente como una contraposición de imágenes entre una sociedad actual y una perfecta, pone en evidencia que el pensamiento utópico traduce un innegable fondo de protestas: un anhelo, una voluntad de reforma. Tal fue la actitud fundamental adoptada por los utopistas de los siglos XVI, XVII y XVIII, enPage 68 tanto oponían a las injusticias y diferencias económicas de la sociedad en que vivían, la comunidad de bienes de una sociedad ideal46.
Puede afirmarse entonces que toda utopía envuelve, fundamentalmente, una concepción revolucionaria de la sociedad. Es en este aspecto donde se insería y desarrolla el pensamiento de Mannheim. Según este autor, en todo orden social concreto y efectivo, resulta posible diferenciar los sistemas de pensamiento y formas de experiencia congruentes con ese orden y adecuados a él, de aquellas concepciones incongruentes o inadecuadas caracterizables como "trascendentes" o "irreales" porque trascienden la situación real apartándose de ellas. Este último grupo es el integrado por las ideologías y las utopías.
La ideología se muestra como una concepción trascendente, inadecuada y deformante de una situación social concreta, que orienta a la conducta en función de elementos que esa situación no contiene, pero que se refiere exclusivamente a ella sin presuponer la destrucción del estado de cosas existente ni su reemplazo por otro distinto.
Mannheim afirma que la ideología es un orden de ideas que nunca consigue realizar los contenidos de la actitud práctica que ella misma informa; pues aunque con frecuencia llega a constituir una motivación bien intencionada en la conducta subjetiva del individuo, su sentido es casi siempre falseado cuando es llevada a la práctica47.
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Distinto carácter tiene para Mannheim la utopía. Si bien ella constituye también, como la ideología, una concepción trascendente y deformante de la realidad, difiere sustancialmente de ésta en cuanto, informando al comportamiento humano, tiende a destruir, total o parcialmente, mediante una actividad de oposición, un orden de vida históricamente existente, transformándolo en una realidad histórica distinta, más congruente y adecuada con sus propias concepciones48.
Al comparar uno y otro tipo de pensamiento, expresa Mannheim:
"El concepto 'ideología' refleja uno de los descubrimientos que surgió del conflicto político; es decir, que el pensamiento de los grupos dirigentes puede llegar a estar tan profundamente ligado a una situación por sus mismos intereses, que ya no sean capaces de ver ciertos hechos que harían vacilar su sentido del dominio. Existe implícita en la palabra 'ideología' la intelección de que, en determinadas situaciones, el inconsciente colectivo de algunosPage 70 grupos oscurece la situación real de la sociedad para si mismos y para otros; y, de este modo, la estabiliza".
Prosigue el autor: "El concepto de pensar utópico refleja el descubrimiento opuesto de la lucha política; es decir, que ciertos grupos oprimidos están, de modo intelectual, tan fuertemente interesados en la destrucción y transformación de determinada condición de la sociedad que, sin saberlo, ven sólo aquellos elementos de la situación que tienden a negarla. Su pensamiento es incapaz de diagnosticar correctamente una condición existente de la sociedad. De ningún modo se ocupan de lo que realmente existe; antes bien, intentan con su pensar cambiar ya la situación que existe. Su pensamiento jamás es una diagnosis de la situación; puede ser usado solamente como una guía para la acción. En la mentalidad utópica, e inconsciente colectivo, guiado por una representación ardiente y por la voluntad de acción, oculta ciertos aspecto de la realidad. Vuelve la espalda a todo lo que como vería su creencia o paralizase su deseo de cambiar la cosas"49.
Sostiene Mannheim que si bien desde el punto de vista de quienes ocupan el plano social representativo del orden intelectual y político dominante, la utopía se muestra en principio como un sistema de pensamiento irrealizable (tal es, según Mannheim la significación contemporánea de lo utópico), esa irrealización es un carácter aparente que amenudo se adscribe a la concepción utópica desde la perspectiva parcial o incompleta de quienes la juzgan en el mismo centro y en el mismo momento en que se produce un conflicto de ideas. Pero alguien que desde un momento histórico posterior enjuiciara objetivamente ese conflicto encontrará que la realización de las concepciones utópicaPage 71 es, en definitiva, el único criterio adecuado para poder diferenciarlas de lo que fueron meras ideologías.
Así pues, las concepciones que con...
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