Sin ideas no hay buen gobierno

El cierre de listas para las primarias deja una geografía política habitada por la Presidenta y los adherentes sin matices a su gobierno, consorcios de grupos, emprendedores políticos con capacidad de alterar todo el ecosistema y agentes libres con disposición para firmar en uno u otro espacio.

El principal eje de aglomeración política de cara a las PASO fue la expectativa de maximización individual y grupal en un territorio determinado. Lejos quedaron los partidos y las tradicionales líneas partidarias como espacios de consolidación ideológica y de definición de candidaturas. En las semanas previas al armado de las listas, y especialmente en las horas decisivas, todas las combinaciones parecían posibles, incluyendo en algunos casos al Gobierno o en contra del gobierno nacional, provincial o municipal, con independencia de la ubicación geopolítica.

Resultó particularmente interesante comprobar el bajo nivel de riesgo percibido por parte de muchos actores respecto de su propia elasticidad política. En esta visión, la sociedad parecería haber ampliado el umbral de tolerancia a la creatividad política durante el proceso de formación de la oferta electoral.

Al mismo tiempo, se comprueba que donde el poder se ejerce en un contexto de competitividad y la cancha no está totalmente inclinada en recursos y tecnología de control electoral hacia el Gobierno, las opciones electorales se constituyen a partir de un mosaico de sellos, personajes político electorales y actores del poder permanente que juegan a un juego más parecido al póquer que al ajedrez binario gobierno/oposición.

En la ciudad, la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y quizás también Entre Ríos, determinados individuos tienen potencial de impacto sistémico. Este fenómeno se explica por la declinación de los partidos como ancla aglutinadora, en la política moderna de candidatos exprés y en la preeminencia del objetivo electoral 2013 (ganar las elecciones, poner un diputado, defender el distrito) por sobre la prefiguración del poder y las opciones político-ideológicas para el futuro ejercicio de una opción de gobierno.

En este contexto, vale preguntarse si lo que sirve para ganar las elecciones sirve para gobernar. Es preciso, para ello, distinguir entre coalición electoral y coalición de gobierno. Es el camino que deberán desandar aquellos que quieran heredar a la Presidenta desde una opción opuesta o superadora del actual gobierno. Aunque las elecciones legislativas...

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