Las ideas darwinistas del período de entreguerras en Europa y su impacto en la política migratoria argentina

AutorMarisa Paula Braylan
Páginas59-91
Las ideas darwinistas del período de
entreguerras en Europa y su impacto
en la política migratoria argentina
Marisa Paula Braylan
Presentación
Los discursos de la “otredad negativa” han hallado voces y
representación en los múltiples escenarios de la convulsionada
historia de la humanidad.
Los territorios del paisaje de lo diverso y de lo “extranjero” han
ocupado siempre el no lugar de lo que debía sucumbir por sobrante,
por el desajuste del lenguaje de un “nosotros”.
El pensamiento binario desarticuló toda noción de proyecto
social integrador desgarrando posibles paños de resistencia y
contención.
El prejuicio y la discriminación fueron los mecanismos por
excelencia a la hora de segregar lo que se cae del mapa y que por
producto de su inevitable invisibilidad, quedaría a la deriva y a
merced de prácticas planicadas de devastación.
El concepto de genocidio remite claramente a planes estatales
compuestos de un complejo entramado de negación primero, de
marcaje, concentración y aniquilamiento después, inscripto siempre
en contextos política y losócamente inspiradores y justicadores
de maquinarias de exterminio.
El pasado y presente de estos fenómenos sería de imposible
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implementación sin la legitimación de “verdades” que auspician la
naturalización en cosicar grupos enteros de seres humanos.
Con ese n, los “salvadores de la patria”, bailaron las danzas
de turno embargando a sociedades enteras en políticas mesiánicas
y asesinas.
El presente artículo tiene por intención describir las
peculiaridades del denominado “Darwinismo social” y los efectos
prácticos que ha producido en la elección de políticas migratorias
en Argentina durante el ascenso del Nazismo en Alemania y en los
primeros años de la posguerra.
Entre el nal de la Primera Guerra Mundial y el inicio de la
Segunda, surgieron en Europa ideas y movimientos totalitarios con
fuerte contenido xenófobo.
Estas corrientes de pensamiento tuvieron su impacto en el país,
en el ámbito del Estado y en la sociedad civil. Las mismas fueron
impregnadas del discurso evolucionista, eugenésico y darwinista, al
servicio de la explicación de fenómenos sociales.
En este trabajo se analizará parte de la documentación producida
en el país en el período de entreguerras y años después, dando cuenta
de la matriz ideológica mencionada.
¿A qué se denomina “Darwinismo social”?
El apellido de Charles Darwin fue el que bautizó esta corriente
de pensamiento que inuyó intensamente en el desarrollo de las
ciencias sociales de occidente.
Este naturalista británico era hijo de un médico de buena
posición y nieto del famoso lósofo y poeta inglés Erasmus Darwin.
A pesar de haber sido estimulado por su familia a que siguiera
estudios de medicina y teología, su interés se centró en las obras del
alemán Humboldt, ligado a las ciencias naturales.
Fue por ello que se incluyó en el periplo alrededor del mundo
del “H.M.S. Beagle” (1831-36) al mando del capitán Robert Fitzroy.
Durante los viajes acopió gran cantidad de materiales de todo tipo
y realizó detalladas observaciones que le permitieron a su regreso al
Reino Unido, enunciar la denominada “teoría de la evolución”.
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La combinación entre sus trabajos de campo y la lectura de
una obra muy en boga por entonces, Ensayo sobre el principio de
la población de Malthus, le inspiró el desarrollo de la concepción
básica de la teoría de la selección natural.
Estas ideas acopiadas de supuestos fenómenos naturales e
instaladas como leyes universales, fueron desplazadas al terreno de
las ciencias sociales. Especícamente en el saber médico, biológico
y lo que es más grave aún, político, esta inuencia devino lisa y
llanamente en consideraciones racistas y eugenésicas.
Se puede apreciar, por consiguiente, que la historia de la
humanidad puede ser conocida a través de los grandes relatos que
organizaron simbólicamente las nociones del bien y del mal de
íntegros acervos culturales.
En todos los tiempos, y utilizando lenguaje “foucaultiano”,
diversos “discursos de verdad” legitimaron los modos de relación
social construyendo las consabidas usinas de su reproducción
con intenciones, las más de las veces, de perpetuidad. El poder,
el Derecho y la verdad conguran así un triángulo indisoluble de
vehiculización de sentidos.
La religión, la ley, la medicina, la biología, la psiquiatría, por
nombrar sólo algunos “saberes”, se hicieron eco de la propagación
de ideas constituyéndose en faraónicas y peculiares maquinarias de
distribución del poder y de reproducción de “realidades”.
En todos los casos estos fenómenos se sustentaron en idearios
anes al pensamiento organizado por exclusión. Con más o menos
renamiento, se destacó siempre una suerte de división entre lo que
debe vivir y lo que debe morir1.
Desde tiempos inmemoriales estuvo presente la ilusión de
suponer que gracias a la exclusión casi matemática del “otro”, se
salvaguardaba el “nosotros”. Así se interpretó tanto en la Edad
Antigua, como en la Modernidad y en lo que algunos denominan
1 En este sentido es muy i nteresante la noción de “biopoder” de M. Foucault
en su obra “Del po der de soberanía al pod er sobre la vida” en Genealog ía del
raci sm o”, La Piqueta, pp. 247-273. Allí e xplicita el pasaje de las téc nicas disci-
plinari as a las biológicas: del concepto de i ndividuo al de población.

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