Icono gastronómico. Tiene 88 años, le cocinó a Brad Pitt y ama a la Argentina más que a su propio país

Teresa con Brad Pitt y Gwyneth Paltrow en medio del rodaje de Siete años en el Tibet en Mendoza

"No tenía amor por la cocina, lo hacía como una obligación para vivir. Empecé por necesidad pero con el tiempo me di cuenta que era algo que amaba y me hacía feliz", dice María Teresa Corradini, más conocida como "La Nonna" Teresa Barbera.

Con 88 años se consagró como un ícono gastronómico nacional e internacional y hasta le cocinó a Brad Pitt. Ejemplo de fortaleza y resiliencia, esta ítalo-argentina demostró que se puede salir adelante con poco y construir algo magnífico.

Su historia en la Argentina se remonta a noviembre de 1948. En una Italia de posguerra María Teresa, con 13 años, viajó en barco con su familia en búsqueda de un futuro mejor. "Era el sueño de la América", recuerda la reconocida cocinera. Y cuenta que esa ilusión se tiñó de luto: "Fue un desembarco muy triste porque mi hermano falleció de peritonitis en el barco. Eso me enseñó a vivir al día: ‘hoy estoy, mañana no sé'", reflexiona.

El menú de La Marchigiana representa la historia del viaje de Teresa desde la Italia de posguerra hasta su amor por la Argentina con platos típicos que muestran el afecto de la Nonna por su patria adoptiva

Tiempo después de asentarse en la provincia de Mendoza con toda su familia, se asomó otro panorama complicado: sus padres no conseguían trabajo y gracias a un préstamo que consiguió su mamá Fernanda de un cardenal amigo, pudieron alquilar una pensión frente al mercado. Allí vivían y trabajaban todos. De la necesidad y del firme propósito de salir adelante nació la idea de cocinar en familia y hacer un negocio. "El inicio fue duro, empezamos con goteras en el techo, dos cacerolas y una sartén y hacíamos lo que podíamos. Mi hermano Giuseppe era mozo de día y médico de noche, mi mamá sacó las camas de las habitaciones y las reemplazó por mesitas… de a poco el lugar iba tomando forma ", cuenta. Así empezaron con los primeros clientes. "Nos pedían comidas que no sabíamos cocinar y nos ingeniábamos para decir que el cocinero tenía problemas de memoria y se olvidaba de cómo eran los platos", se ríe mientras evoca su mentira piadosa.

De a poco, se fueron armando una clientela firme gracias al boca en boca de sus fieles vecinos. En 1950 Fernanda (su madre) fundó "La Marchigiana", un pequeño restaurante cuyo nombre hace honor al pueblo pesquero de Le Marche del que la familia es oriunda. Las exquisiteces gastronómicas se convirtieron en el comentario del...

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