Iba a ser padre, estaba a punto de recibirse y lo mataron en un secuestro

El domingo fue un Día del Padre distinto para Néstor Terrón, de 65 años. Su hijo Matías, de 32 y estudiante de la carrera de Administración de Empresas a punto de recibirse, lo sorprendió con una noticia que fue una inyección de ánimo en medio de su lucha contra el cáncer: su esposa, con la que se había casado en 2013, estaba embarazada de seis semanas. "Papá, hay que darle para adelante y luchar. ¡Se viene un nieto!", le dijo.

La alegría del anuncio de la llegada de una nueva vida a la familia trocó en drama y muerte 72 horas después. La familia Terrón sufrió un golpe inesperado y la inseguridad en el conurbano se cobró otra vida: Matías fue asesinado de un tiro a metros de la casa en la que habían vivido sus padres, en Sarandí, Avellaneda, a manos de delincuentes que un rato antes lo habían llevado cautivo.

Anoche, decenas de vecinos marcharon para pedir justicia por él.

Se trata del primer secuestro exprés que termina con la víctima asesinada en tres años, el décimo caso desde 2002. El último había sido el de Gustavo Mattoni, un gerente hotelero capturado en Mataderos; los responsables de su muerte recibieron prisión perpetua en 2015.

El homicidio de Terrón, por el que todavía no hay detenidos, ocurrió anteanoche, entre las 22.17 y las 22.50. "Lo mataron por nada. Mi hijo era un joven honesto y trabajador. No estamos preparados para la muerte de un hijo. No está en nuestros genes", dijo a LA NACION, conmocionado, el padre de la víctima.

Terrón, que trabajaba en una agencia de publicidad y vivía en Avellaneda, fue a buscar a sus perros a la casa de la chica que los cuida durante el día, en Necochea al 1700. "Para que no ladren cuando están solos y evitar que molesten a sus vecinos, los dejaba al cuidado de otra persona. Cuando la joven fue a entregarle los perros, Matías ya no estaba. Entonces, la esposa de mi hijo nos llamó. Algo había pasado", recordó Néstor Terrón.

Los secuestradores se llevaron a Matías en un auto que aún no fue identificado. Pero en vez de ir a su casa, Terrón decidió guiarlos hasta la casa donde hasta hace poco vivían sus padres, en Luis María Campos y Supisiche, en Sarandí. "Para no ir a su departamento, donde estaba su esposa embarazada, mi hijo decidió venir a nuestra casa, donde sabía que no había nadie. Con mi esposa nos mudamos porque los chicos se hicieron grandes, cada uno vive en su casa y quedamos solos. Nos mudamos a un barrio privado [en Hudson] por seguridad, porque acá no se puede estar de noche", dijo...

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