Hundidos en la ciénaga

"La decisión era hacer todo lo posible para jugarlo", balbuceó el árbitro Herrera a las 23.18 y así certificó el disparate. La inexplicable dilación de 1h14m desde que se desató el escándalo obedecía a que querían que se cumplieran los 90 minutos. La palabra del juez descubrió la coartada que apuntaba a darle tiempo a la policía para organizar la desconcentración de la Bombonera. Mentira. El show debía completarse pese al escándalo y posterior ridículo que se desató luego del entretiempo.

Suspensión e innegociable derrota de Boca era la única salida atada al sentido común. Todo lo que no respondió en esa dirección agigantó la degradación. Un imbécil tiró el fósforo y decenas de inútiles avivaron el fuego con nafta. Indignante rapiña y descontrolada impunidad. Vergonzante incapacidad para no actuar con madurez. Con valentía. Con la autoridad moral de la...

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