Lo humano en el diseño

Va una adivinanza: no son animales, no son personas, pero se mueven todo el tiempo alrededor nuestro y tienen caras y cuerpos. ¿Qué son? Es fácil: son los autos.

Pasa que los seres humanos tendemos a trasladar atributos y características que nos son propias a todo lo que nos rodea. Y los autos no sólo no son la excepción, sino que tal vez sean los productos de consumo más humanizados. Tal es así que, aunque sean objetos inertes, les atribuimos características de personalidad (son simpáticos, agresivos, elegantes, cancheros.), tal como lo haríamos con una persona o, en todo caso, con una mascota. Si le quedan dudas, piense cuántos de esos calificativos se los asignamos a los celulares, a los lavarropas, a los aviones o a las casas.

Pero esa relación -consciente o inconsciente- que hacemos de los autos con caras y cuerpos no es ni casual ni caprichosa. La misma morfología de los automóviles se presta a la perfección para eso.

Emoticones rodantes

Desde que abrimos por primera vez los ojos cuando somos bebes, tenemos una natural predisposición para prestar atención a los rostros que nos rodean. De hecho, a medida que vamos creciendo nos vamos volviendo expertos en reconocimiento facial. Las caras de las personas son de las cosas que más pregnancia generan en nuestra memoria, y está bien que así sea, ya que nuestra vida social depende de eso. Por eso tendemos a ver caras en todo lo que responda a una estructura de dos elementos en una misma línea horizontal, y otro un poco por debajo y en el medio (Tom Hanks y la pelota Wilson pueden dar cuenta de eso).

Resulta que la parte frontal de los autos tiene exactamente esa estructura, y por eso la proyección de una cara es algo casi natural. Es bastante evidente: las luces son los ojos, la entrada de aire por debajo del paragolpes hace las veces de boca, y la parrilla suele cumplir la función de nariz, a veces combinada con la forma del capot.

Esta asociación es algo que los diseñadores conocen a la perfección, y la usan -con mayor y menor éxito- para darles carácter y personalidad a los vehículos. Faros rasgados tienden a generar una impresión de agresividad, mientras que unos ojos más redondeados transmiten una apariencia más amena y amigable. La entrada de aire inferior puede parecer una sonrisa -si tiene una curva por debajo- o una mueca de enojo -si la tiene por arriba-. Básicamente, como un emoticón.

Entre los extremos amigable y agresivo, tenemos todo tipo de variantes, que dependen mucho de lo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR