Houellebecq, suelto en Buenos Aires: retrato urgente de un escritor insumiso

Michel Houellebecq está apoyado en el auto que lo llevará desde el Aeroparque al hotel y fuma. Sostiene el cigarrillo casi con desdén, le cuelga entre los dedos mayor y anular de una mano y con la otra sostiene un celular rojo con tapa, de los de antes. Da pitadas con fuerza y mira la pantalla, como queriendo parecer absorto en ese acto. La vista simula estar centrada en el aparato, pero cambia repentinamente de foco cuando alza la cabeza y pide que dejen de fotografiarlo.

El famoso escritor francés (Isla de la Reunión, Francia, 1956) aterrizó ayer en Buenos Aires, procedente de Brasil, para participar durante tres días en conferencias, entrevistas y disertaciones.

A falta de una cerveza en el avión, la toma ahora en el hotel. Ya dejó sus cosas en la habitación, incluida la mochila con la que salió (colgada a un hombro) por la zona de arribos internacionales en el aeropuerto, a cuya área restringida entró a buscarlo un grupo de personas, incluido un miembro de la embajada de Francia, mientras coches policiales mantenían guardia fuera del Aeroparque esperando su salida. Desde la publicación de Sumisión, que habla de un ficticio gobierno islamista en Francia y que se publicó el mismo día de la masacre terrorista en la redacción de Charlie Hebdo, Houellebecq vive con custodia policial. Su último libro es de poemas: Configuración de la última orilla (Anagrama).

El escritor está ahora en uno de los salones del hotel Meliá, en Recoleta, con unos papeles en la mano. Camina despacio, algo encorvado, y mira de un lado a otro. Por momentos, una media sonrisa de lado le cambia el gesto en el rostro. Llegó a la Argentina casi una década después de su primera visita al país, en 2007, y su arribo coincide ahora con el día en que los estadounidenses tienen nuevo presidente, Donald Trump, pero esto parece no importarle demasiado al escritor. "Cada vez que hablaban de la elección, yo hacía zapping, no seguí el debate", dice. Aun así, se queja de los "errores" en las encuestas. "Se equivocan mucho últimamente: con esto, con el Brexit."

Con gesto afable, sigue comentando que a la población francesa "le importa nada" lo que ocurra en los Estados Unidos: "No somos ni un estado americano ni tenemos una economía americana, no nos concierne mucho", y aunque apunta que los franceses "están obsesionados con Alemania y, por algunas razones, también con Estados Unidos, de otros países no se habla casi nada".

Cuenta, sin embargo, que la situación social y política en...

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