Hospitales: bajan las agresiones físicas, pero continúan los ataques verbales

Rejas y vidrios blindados, cámaras, botones antipánico y seguridad privada. En los últimos años, los médicos y los enfermeros tuvieron que aprender a convivir con la violencia. En los hospitales porteños, esas medidas lograron disminuir algo más de la mitad de las denuncias por agresiones físicas. Pero ni los insultos ni las amenazas ceden. Esto alcanza también a los equipos de atención de emergencias.

Un informe de la Asociación de Médicos Municipales (AMM) que repasa las denuncias por agresiones en los hospitales porteños y los auxilios domiciliarios del SAME desde 2010 indica que se limitaron sólo los ataques con golpes y armas luego de las medidas que se debieron implementar cuando el Ministerio de Seguridad de la Nación retiró a la Policía Federal de los centros de salud.

Los insultos y las amenazas se mantienen, sobre todo contra los residentes, los pediatras y las médicas y las enfermeras. Las demoras en la atención, la exigencia de curar a un paciente grave, las adicciones y la demanda indebida de certificados médicos y recetas son los principales motivos de agresiones. Es tal la preocupación que en el último Congreso Argentino de Cardiología hubo un panel sobre el tema.

Hace cinco años, la AMM recibía 100 denuncias anuales de violencia contra el personal de la salud. Los casos disminuyeron a 50 en 2013, y el año pasado hubo 40 denuncias. Este año se repetiría la cifra.

Las medidas de seguridad comenzaron luego de dos incidentes graves en 2012 en el hospital Santojanni, en Liniers. En enero de ese año, una facción de la barra de Nueva Chicago ingresó a la guardia, donde las cámaras registraron los desmanes. En agosto, 60 personas subieron a los gritos, haciendo pintadas en las paredes, hasta la Maternidad y el Servicio de Neonatología del primer piso. Exigían "justicia por Jenni", una adolescente que había muerto en el parto. En el camino, tiraron camillas y balanzas para los bebes y agredieron a cuatro enfermeras y patearon en el piso a una estudiante de Medicina de la UBA. "Se firmó un acta acuerdo con los ministerios de Salud y Seguridad porteños y los gremios, y se tomaron medidas para impedir el acceso de los violentos. Al año siguiente, hubo un nuevo incidente entre barras de Boca y esto llevó a tomar acciones más drásticas: el hospital se transformó, entonces, en un lugar de altísima seguridad", recuerda el director, Sergio Auger.

Contra los violentos

Aquel acuerdo regía para todos los hospitales, pero comenzó por el...

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