Una historia de promesas incumplidas

Afirmar que la venta ambulante en las calles de la Capital no está permitida puede resultar tan obvio como lo es el incumplimiento que se evidencia sobre esta infracción, tipificada en el artículo 83 del Código Contravencional porteño.Pese a las recurrentes violaciones de la normativa de la ciudad, con numerosas veredas restringidas por los manteros y con burdas imitaciones de marcas, quienes deben velar por el cumplimiento de esta ley parecen mirar hacia otro lado. Las policías Federal y Metropolitana, además de los inspectores del gobierno local, no han mostrado en los últimos años voluntad para cambiar este estado de situación, que ayer llegó a un punto muy conflictivo y que amenaza con potenciarse.Hasta los cuatro allanamientos que ayer concretó la fuerza porteña, el gobierno de Mauricio Macri ha mostrado una posición muy ambigua en la resolución, por ejemplo, de la ocupación ilegal de los vendedores ambulantes en la peatonal Florida. Muchas promesas, pocas soluciones tangibles.En los cuatro años de gestión, el gobierno local anunció, en varias ocasiones, la regularización de la actividad de artesanos y manteros. En muchos casos, fiscales porteños descubrieron organizaciones enteras detrás de los vendedores, que disponen de la ocupación de espacios establecidos para la venta ilegal. Pero la Ciudad nunca supo cómo torcer esta resistencia que mueve unos 8 millones de pesos diarios en toda la Capital ni parece querer cargar con el costo político que le significaría, sencillamente, hacer cumplir la ley.Tampoco lo hace, claro está, la Policía Federal, con órdenes directas de la Casa Rosada, y que hoy custodia Florida, entre otras calles...

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