Historia ideológica de la Corte Suprema 1903 - 1930

AutorHéctor José Tanzi
CargoProfesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y ha publicado trabajos vinculados con la historia del derecho y el derecho constitucional
Páginas143-240
147
INVESTIGACIONES
№ 5 - 2008
ISSN 1851-3522
Buenos Aires, Argentina
www.salvador.edu.ar/juri/reih/index.htm
HISTORIA IDEOLÓGICA DE LA CORTE SUPREMA
1903-1930
[IDEOLOGICAL HISTORY OF SUPREME COURT 1903-1930]
HÉCTOR JOSÉ TANZI
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RESUMEN
Se repasa el período caracterizado por la presidencia de Antonio Bermejo. La doctrina de la Corte se
enfrenta con el proceso político y económico de cambio que produce la Primera Guerra Mundial y los
nuevos conceptos filosóficos que van poniendo fin al positivismo, para dar paso a nuevas interpretaciones
en materia social.
ABSTRACT
Reviews itself the period characterized by th e presidency of Antonio Bermejo. The doctrine of the
Court faces the political and economic pro cess of change that produces World War I and the new
philosophical concepts that are putting aim to the positivismo, to take passage to new interpretations in
social matter.
I. EL MOMENTO HISTÓRICO
1
Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y ha publicado trabajos
vinculados con la historia del derecho y el derecho constitucio nal.
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En 1906 fallecen Bartolomé Mitre, Manuel Quintana, Bernardo de Irigoyen y Carlos
Pellegrini, políticos de larga actuación, que dejan un vacío en las luchas electorales.
Pero la muerte del presidente Quintana, daría ocasión para un profundo cambio
institucional. Le sucede el vicepresidente Figueroa Alcorta. Se había alejado del círculo
de Roca y las circunstancias que lo llevan al poder le permitirán profundizar la
separación: su objetivo fue acabar con el autonomismo roquista. Parecía una empresa
difícil, pues sólo contaba con el apoyo de los autonomistas de Pellegrini, escindidos del
roquismo y sin su jefe, fallecido, y los mitristas dirigidos por Emilio Mitre. Frente a
estos se alzaba la mayoría de los gobernadores autonomistas, la coalición de los
Partidos Unidos de la provincia de Buenos Aires y un Congreso subordinado a estas
tendencias. Paulatinamente fue dominando estas situaciones con los mismos métodos
que utilizaron los presidentes del Partido Autonomista Nacional para desplazar a los
opositores en las décadas anteriores. Ni las interpelaciones parlamentarias a los
ministros ni los postreros intentos de defensa de los roquistas, amilanaron al presidente.
Fue logrando adhesiones provinciales y en las elecciones para renovar la mitad de la
Cámara de Diputados de 1908, la política de Figueroa Alcorta encontró apoyo incluso
del gobernador de Buenos Aires, amenazado con la intervención federal. De esta
manera a fines de 1909 se lanzaba la candidatura de Roque Sáenz Peña, integrado al
pensamiento político del presidente, que en las elecciones del año siguiente sería
elegido casi sin oposición.
Una de las reformas que encaró el nuevo presidente, fue modificar el sistema
electoral. Los vicios ya eran manifiestos y existía una población nueva, hijos de
inmigrantes o nacionales, con inquietudes que querían expresar. Sáenz Peña se reunió
en privado con Hipólito Yrigoyen y aseguró la reforma. La nueva ley electoral fue
elevada a la Cámara de Diputados el 11 de agosto de 1911. Establecía el voto
obligatorio, secreto y de lista incompleta, que permitía la representación de la minoría,
que no existía con el sistema imperante de lista completa. Se proponía 2/3 de las bancas
de diputados para la mayoría y 1/3 para la minoría. El debate fue intenso; aún existían
legisladores del viejo sistema que rechazaban el cambio, pero la mayoría en ambas
Cámaras aprobó el proyecto que fue promulgado el 13 de febrero de 1912 como ley
8871.
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La ley comenzó a experimentarse inmediatamente en Santa Fe, dando el triunfo a la
Unión Cívica Radical; luego en la Capital Federal. Se producía una transformación
profunda que permitiría la renovación de los partidos políticos, tanto para las viejas
agrupaciones como para las nuevas. A finales de 1912 se votó en Córdoba, Tucumán y
Salta, y el triunfo lo fue para coaliciones conservadoras. En 1914, para diputados en
Capital Federal, triunfaron los socialistas. Sáenz Peña se empeñó en terminar con las
pésimas prácticas utilizadas hasta entonces: en algunos casos envió comisionados como
observadores y en otros realizó gestiones privadas para impedir la reiteración de
nombramientos familiares en los cargos del Senado.
La enfermedad del presidente le impidió concluir su período y luego de varias
licencias, falleció en Buenos Aires el 9 de agosto de 1914. El vicepresidente, Victorino
de la Plaza, a pesar de las presiones, no alteró la ley electoral y en las elecciones
nacionales de 1916 triunfó la U.C.R. que permitió varios años de nuevas prácticas
políticas.
De esta manera se inicia un período que se extiende hasta el golpe militar del 6 de
septiembre de 1930, en que se sucederán presidentes radicales: Hipólito Yrigoyen de
1916 a 1922, Marcelo T. de Alvear de 1922 hasta 1928 y nuevamente Yrigoyen de 1928
hasta su derrocamiento en 1930.
Yrigoyen exhibirá sensibilidad social, aunque su primera presidencia fue ocupada
por su obsesión por desplazar a los gobernantes provinciales del “régimen”, como les
llamaba, mediante constantes intervenciones federales, que tendrán repercusión en la
Corte Suprema. Pero el sistema no desapareció durante la presidencia de Alvear.
En materia económica el país se consolida como exportador de cereales (trigo, maíz,
lino) y se desarrolla en gran escala el frigorífico para la exportación de carne enfriada y
congelada, concentrándose esta producción en los puertos donde se radican los
establecimientos (Buenos Aires, La Plata, San Nicolás, Campana). Se produce una
lucha comercial entre frigoríficos de capitales ingleses y norteamericanos, estos últimos
establecidos en 1907 (Swift y Armour, entre otras firmas). Eran empresas industriales
para servir a la exportación. En 1911 decidieron unirse y se fijaron cuotas de
exportación, en especial de carne enfriada (chilled). Pero la unión no fue definitiva y la
guerra de las carnes, como dio en llamarse, no cesó. Sin embargo, esta actividad
significativa no provoca una evolución paralela de la riqueza interna, y mantiene el

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