Historia de un hombre común

A comienzos de año, Carlos Sorín y Alejandro Awada emprendieron un viaje cinematográfico. Un periplo que arrancó en la Patagonia y que, luego de dos meses de rodaje, continuó en Toronto y San Sebastián, las dos primeras escalas de la gira por festivales internacionales de Días de pesca, la película dirigida por Sorín y protagonizada por Awada y que el jueves se estrena en la Argentina.En su primer trabajo conjunto, el cineasta y el actor cuentan un viaje, con la geografía patagónica como telón de fondo y los afectos más profundos en primer plano. En el centro de la escena está Marco, un viajante de comercio de 52 años, que llega al Sur con la intención de dejar el alcohol, pescar tiburones y reencontrarse con una hija a la cual no ve desde hace tiempo, Ana, una joven madre interpretada por Victoria Almeida.A su paso por la competencia de San Sebastián, en la que Días de pesca obtuvo el premio Signis, Carlos Sorín y Alejandro Awada dialogaron con LA NACION acerca del film que tras el lanzamiento argentino tiene estreno asegurado en Francia (en diciembre) y en España (en enero), e invitaciones para distintos festivales, como el de cine latinoamericano de La Habana."Cuando estaba en plena búsqueda del actor para el personaje de Marco, mi hijo, Nicolás, que había hecho la música de Verdades verdaderas, me trajo el tráiler de aquella película, y apenas lo vi, no tuve la menor duda de que Marco era Alejandro Awada e inmediatamente lo contacté", recuerda el director.?¿Qué aspecto influyó en tu elección?Sorín: ?Elijo por las miradas. Para mí, es lo que define la elección de un actor o de un no actor. Me pasó igual con Victoria Almeida. Navegaba por Internet y cuando apareció su cara, dije: «Es ésta». No dudo. Por otra parte, Alejandro es un actor con un manejo de la técnica actoral, de lo corporal. Todo eso suma. En mis películas, depende mucho de la mirada, de la gestualidad. Es más importante lo que no se dice. Y si eso no funciona, es probable que la película no funcione.Awada: ?Apenas sucedió la convocatoria, yo estaba pegando saltos en el aire, de agradecimiento. Leí el guión, precioso. Recuerdo que le dije que si yo hubiera escrito ese guión, se lo daría a Carlos Sorín para que lo filme. En verdad, es un artista: inventó un lenguaje propio ?para mi gusto? exquisito. Y habla de lo que verdaderamente me emociona y conmueve: las capacidades e incapacidades humanas, la problemática de lo humano, con todo lo que eso significa. Lo hace de un modo sencillo y...

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