La historia de las casas musicales

No toda nostalgia nace de una carencia o de una inconclusión. Cada arte, por ejemplo, está completo en sí mismo: la literatura no necesita el golpe de vista del plano que tiene la pintura; la pintura no necesita el despliegue temporal de la música, y la música tampoco necesita el referente ni los modos de significación de la literatura. No habría que concluir de esta constatación que no existan hilos -a veces deliberados y otras, inadvertidos- que están tendidos entre artes diversas. Esto es algo que sabe de memoria cualquiera que no viva tabicado en su propio arte. Pero ese conocimiento no desarma la sorpresa cuando uno vuelve a comprobarlo.Hacia 1996, como parte de una serie llamada Weiss/Weisslich 31, el compositor austríaco Peter Ablinger compuso Membrane, Regen (Membrana, lluvia), un concierto-instalación para ocho tubos de vidrio, gotas de agua y microfonía. Son 62 compases de duración desigual. El intérprete debe colgar ocho trapos mojados en un tendedero o en una soga y dejar que las gotas caigan sobre los tubos de distinta extensión. El sonido requiere una minuciosa amplificación, que vuelve audible algo que podría definirse como un dibujo musical acuático. Es una pieza muy delicada que pide una atención obsesiva. La pianista Margarita Fernández dejó una realización inolvidable en su "concierto escénico" Luz de gas.Acerca de Membrane, el propio Ablinger no se extiende en justificaciones ni coartadas. Es en cambio, un poeta, Henri Michaux, quien en un poema en prosa de la sección "Ici, Poddema" de su libro Ailleurs (1948) acertó medio siglo antes con una prefiguración y un programa completo de la rara pieza del compositor Ablinger.El poema en cuestión no tiene título y conviene que se lo reproduzca completo para no mortificar su efecto entre mítico y fantástico: "En Arridema, ventaja sin igual, existe el confort de las casas sobrias, pero extraordinarias, pero musicales. Cada casa está dispuesta en un agujero de roca profundo y estrecho, especie de estuche. Concluida la jornada, dejan caer por...

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