'Hijo... sentate, tengo algo que confesarte'

Guillermo Graziani se para frente a sus compañeros del estudio de abogados que lidera y les confiesa lo que es un secreto a voces. Acaba de abrir una de las puertas del clóset, aunque no todas. Le falta enfrentar al juez más temido: Fabián, su hijo adolescente. Pero el fallo será positivo para Guillermo, que después de tres "audiencias" fallidas, por fin le confesará la verdad a su hijo.Aunque Guillermo Graziani es un personaje de ficción -el que interpreta de manera magistral Julio Chávez en la tira Farsantes -, hay miles de Guillermos que luchan a diario con los prejuicios y los miedos de romper con una vida que fue armada muchas veces para complacer a otros, menos a sí mismos. O que ha sido la que se animaron a vivir. O la que pudieron.Y ahora aquellos jóvenes de antaño, hoy convertidos en hombres maduros, que no se animaron a confesarles a sus padres su homosexualidad, enfrentan el desafío y los temores de decírselo a sus propios hijos.Programas como Farsantes, en el que la novedad pasa porque la historia de amor central la encabeza una pareja homosexual, han reinstalado el tema de la diversidad sexual y los desafíos que se le presentan a quienes deciden romper con una vida "convencional" para vivir la que no se animaron o no pudieron cuando su despertar sexual les señalaba un camino alternativo."Esto pasa sobre todo en los más grandes, los que pertenecen a generaciones en las que la homosexualidad no sólo no estaba aceptada, sino tampoco legalizada, y entonces decidieron en su momento vivir una vida basada en una mentira", explica Graciela Balestra, psicóloga especialista en familia y diversidad sexual y fundadora de la ONG Puerta Abierta (www.puertaabierta.org.ar), desde donde brinda ayuda terapéutica y coordina grupos de apoyo para lesbianas y gays que se acercan buscando contención ante el rechazo de su familia, o para asumir por fin su verdadera condición sexual. "Cuando ya hay una familia constituida, el proceso de salida del clóset es más difícil y complejo porque estás involucrando a más gente, y sobre todo, a tus hijos", agrega.Balestra no habla sólo desde el conocimiento académico que le da su título de psicóloga (aunque también es ingeniera), sino desde su propia experiencia personal. Tras 13 años de casada con el que fue su primer novio y con dos hijas pequeñas, un día decidió ponerle fin a su matrimonio. Se había enamorado de Silvina, su actual pareja, y fue lo que le dio el coraje necesario para irse de su casa y llevarse a sus dos...

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