Hermanos adoptados: temores y desafíos de una decisión difícil

Andrea y Fernando siempre supieron que querían porque no podían tener hijos propios. Se anotaron para dos niños y pasaron un año y medio de espera cuando surgió un caso en un juzgado de la provincia de Buenos Aires, a través de un contacto de ellos. Eran tres hermanitos de dos, tres y cuatro años que vivían desde hacía varios meses en un hogar en situación de abandono y necesitaban una familia. La pareja no dudó ni un minuto y, tras pasar por los procedimientos legales, recibió a sus hijos con los brazos abiertos."El primer mes fue una locura, los chicos no podían dormir de noche y no querían salir de casa", cuenta Andrea la historia que empezó hace siete años y cambió su vida para siempre. Para ella, recibir a tres hijos al mismo tiempo fue como tener trillizos, con toda la alegría y los problemas añadidos a la vez. Y aunque los tres empezaron a llamarlos mamá y papá casi enseguida, Andrea todavía no sentía el significado de estas palabras. "En ese momento no entendés nada y todo te da igual", relata a LA NACION, y agrega: "Es más: la primera semana me la pasé llorando de angustia".Pasaron muchos meses de trabajo diario antes de que los niños se sintieran cómodos y se quitaran los miedos, sobre todo el temor de ser abandonados de nuevo. Cada salida y paseo exigía mucha fuerza psicológica y explicaciones detalladas sobre los destinos y duraciones. "Lo más difícil fue poner los límites que existen en cada familia", admite Andrea, que siempre ha tratado a sus hijos como propios. "Acá no hay ningún pobrecito y una pareja tiene que ser consciente, porque no es un acto de caridad, sino la idea de construir una familia", afirma.Daniel y Laura eligieron la misma estrategia para . La edad y el género no eran críticos y cuando aparecieron las tres hermanas de cinco, ocho y 14 años ellos pudieron relacionarse muy rápido. "Nuestro planteo desde el principio era adoptarlas juntas", cuenta Daniel, que se sintió seguro de que significaba una salida feliz a los problemas psicológicos de sus hijas. Desde su primer día con las chicas, Daniel y Laura pusieron todas las fuerzas para integrarlas y ayudarlas a vivir de otra manera. "Es muy importante hablar y estar atentos todos los días", dice el padre de las tres chicas.Hace poco más de una semana se hizo famosa la historia de cinco hermanitos de la ciudad que pidieron vivir en la misma familia. El caso tuvo mucha repercusión y aparecieron 379 familias interesadas de diferentes lugares de la Argentina. La Defensoría...

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