Las heridas abiertas que dejó la guerra de Malvinas en excombatientes y familiares

La guerra que no termina

En los estantes del pasillo para entrar a la casa de Ana María Spanghero hay un mate con las islas Malvinas talladas. Su hijo, Sergio Aguirre , tiene un cinturón con el mismo mapa grabado. Están sentados delante del mueble principal del living en donde resalta un portarretratos de Miguel Aguirre , un voluntario que murió el 10 de mayo de 1982 cuando el buque ARA Islas de los Estados, donde servía como jefe de máquinas, fue hundido por la fragata inglesa Alacrity. Lo acompañan algunas fotos del buque, una foto de su tumba en Darwin y varios reconocimientos. Acá la guerra sigue viva, o al menos muy presente.

"Malvinas es todo un símbolo. Un símbolo nacional que es de unidad principalmente. No hay grieta, es la defensa de nuestro territorio", afirma Sergio Aguirre. Su padre se inscribió como voluntario sin avisarle. Antes de irse, solo se lo comentó a su mujer y aunque ella intentó retenerlo, Aguirre estaba decidido. "Siempre creímos que su cuerpo había quedado en el mar", cuenta su esposa. En 2017, sus restos fueron localizados e identificados en el cementerio de Darwin gracias a que la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur los alentó para que se tomaran las muestras de ADN para identificar a los soldados enterrados .

Su familia pensó que el cuerpo de Miguel Aguirre estaba en el mar, pero fue identificado en el cementerio de Darwin

María del Valle Cayo no tuvo esa suerte. Su hermano, Antonio Máximo Cayo , marino mercante del mismo buque, aún no fue identificado. " Uno tiene la esperanza de que en algún lado pueda estar, pero mayormente pienso que el esta en el agua", afirma.

"Fue muy triste, muy duro. Quede muy sola . Sentí mucha tristeza, mucho dolor. Creo que eso me llevo los 25 años que no pude hablar de él, que caí en un pozo", recuerda sobre el momento en el cual recibió en la puerta de su casa la partida de defunción. Recién pudo hablar de su hermano cuando se acercó a la Comisión de caídos. "Ahí es donde uno como familiar de un caído encuentra otro que le pasa lo mismo", explica.

" Estuvimos olvidados por el Estado que no tuvo una parte psicológica para que nos atendiera a los familiares que seguimos hasta el momento muy olvidados . Los hermanos o los hijos que han quedado, quedaron con mucho dolor, mucho abandono. Yo me sentí abandonada por el Estado ", relata Cayo, y agrega: "Todo es gestionar y en los gobiernos, cuesta muchísimo llegar. Yo no tuve ninguna ayuda de un Estad o...

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