Una herencia, una disputa y un crimen atroz: el cruel asesinato de una nena de 6 años que conmocionó al mundo

La nena de 6 años fue atacada luego de una disputa por dinero (Foto El Tiempo)

"Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano". Génesis 4,11

Para la mañana del asesinato, el sicario Saúl Rodríguez ya había hecho su trabajo: vigilar a sus víctimas y elegir el punto exacto donde las haría caer. Al hombre malo, quien solo sabía matar, le restaba lo más sencillo: dispararles con su pistola 9 milímetros.

Fue el 7 de abril de 1994. No había un plan fastuoso, pero el crimen sí era escabroso. Saúl madrugó ese martes para seguir a Carmen Galán y a su hija Diana Marcela Caldas, de 6 años, cuando salieran de su apartamento en el barrio La Soledad hacia el colegio de la niña. Saúl, el asesino, no tenía ningún problema en cumplir con la orden de ejecutarlas. En la esquina de la calle 43 con carrera 21 A, a una cuadra del Park Way en Bogotá. Él las sorprendió, sacó su arma con sigilo, disparó y ellas cayeron justo a las 7 de la mañana.

Diana Marcela murió al instante tras el brutal tiro en su rostro. Carmen recibió el disparo en la región occipital de su cabeza y quedó tendida en el suelo, pero no falleció. El sicario, un hombre de baja estatura, flaco y con pecas en su rostro, empezó su huida entre los matorrales que circundan el Park Way y el río Arzobispo. Segundos después, tras el asombro del asesinato, dos policías bachilleres que caminaban por la zona terminaron persiguiéndolo.

Saúl les disparó, intentó asesinarlos; sin embargo, en su huida dejó caer el arma. Fue alcanzado por los policías y capturado. En la esquina donde les dispararon a Diana Marcela y a Carmen había espanto. ¿Cómo era posible que mataran a una niña y a su madre con tal sevicia?

En el pavimento, el cuerpo de la niña quedó en posición fetal. A un lado, como describió la prensa de ese entonces, su maletín azul, sus cuadernos, sus lápices y los cuentos infantiles que llevaba a su colegio, el Alfonso López. Carmen fue trasladada de urgencias a la Clínica Palermo , donde ingresó con una herida que le causó la muerte cerebral.

El millonario y sus dos familias

Diana Marcela Caldas era la última hija y la adoración de José del Carmen Caldas Tunjo, un boyacense que amasó, según la prensa, una fortuna calculada en 10 millones de dólares para 1992 , año cuando murió por una afección hepática.

En su inmensa fortuna tenía edificios, hoteles, urbanizaciones, cultivos y hasta vendía oro. Era analfabeto, pero con una habilidad innata para los negocios envidiable. Su riqueza también fue creciendo de la mano de las casas prestamistas, por lo que se convirtió en un conocido agiotista en Bosa y hasta en Buenaventura.

La pequeña recibiría una gran herencia que no gustaba en la famiia (Foto El Tiempo)

José del Carmen, quien falleció a los 62 años, dejó cinco hijos con su primera esposa María Sonia González. Para el momento de su muerte, los cuatro hombres y la mujer de esa relación ya eran profesionales o estaban a punto de terminar sus estudios en prestigiosas universidades de Bogotá.

Iván Raúl, por ejemplo, era médico de la Javeriana y Armando ya había terminado materias de Derecho en el Externado. José Jairo, Sonia Yanet y Edgar estaban por culminar sus carreras. Cuando Armando finalizó materias, José del Carmen estaba dichoso por el logro de su hijo -de quien dicen era su favorito y orgullo-, por lo que le regaló una tractomula.

El joven empezó a ganar buenas sumas de dinero con su tractomula. Sin embargo, cometió el error de empezar a contrabandear artículos de todo tipo. Hasta que un día, con el camión atestado de esos elementos, fue detenido llegando a Bucaramanga.

Con su hijo en problemas, José del Carmen viajó a esa ciudad para ponerle el pecho a las dificultades de Armando. Le consiguió un abogado en una oficina donde conoció a Carmen Galán , quien trabajaba como secretaria y quien era al menos 30 años menor que él.

El sicario intentó escapar tras el ataque (Foto El Tiempo)

Entre las idas y vueltas que José del Carmen hacia cada semana a Bucaramanga, el curtido comerciante se enamoró y empezó una relación con Carmen, al punto de que la trajo a vivir en Bogotá y decidió dejar a su esposa Sonia, con quien llevaba más de 30 años.

El romance de José del Carmen no era bien visto por sus hijos mayores, pero el hombre era feliz y se dedicó a viajar con su pareja hasta que años más tarde, en 1987, tuvo a Diana Marcela, a quien puso a vivir como una princesa en un apartamento del barrio La Soledad, incluso le regaló un Mercedes Benz siendo todavía una bebé.

Tras las pistas de Saúl

De ese mismo apartamento en La Soledad, madre e hija salieron el día del ataque sicarial. Saúl, de apenas 18 años, fue trasladado por los policías a una estación cerca de la Javeriana, donde llegó con rapidez un abogado contratado para su defensa y le realizaron una primera indagación que quedó prácticamente en blanco.

A la mañana siguiente, el 8 de abril, el titular de la prensa colombiana causó escozor: "Asesinada a sangre fría niña de seis años". La conmoción del país por el crimen, que tocó todas las fibras de la sociedad, causó que se hiciera el máximo de presión a la justicia, con una Fiscalía que apenas llevaba unos años en las labores investigativas. El caso era uno de sus grandes retos.

La poca información que había sobre Saúl cuando fue trasladado a Paloquemao era la de un hombre semianalfabeto, quien a duras penas dibujaba su nombre y los números. Dijo que vivía en las...

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