Qué harán los otros grandes tras la decisión de Racing de cerrarles las puertas a los visitantes

La imagen es dantesca: inodoros cayendo desde el cielo. Viajan desde una tribuna de Avellaneda, impactan sobre un estacionamiento. Uno, al menos, destroza parte de una camioneta de un dirigente que simpatiza por la misma pasión que el fanático, fuera de sí, el que lleva su imaginación hasta lo imposible. Todo empieza con los destrozos de los baños, de un grupo de vándalos disfrazado de hinchas de Lanús en la cancha de , el domingo pasado. El club de Avellaneda, rápido de reflejos, tomó una drástica decisión: no volver a aceptar al público visitante. Un día antes, en el estadio de Banfield, la tribuna de Boca quedó colapsada: hubo cientos de hinchas de más.

El fútbol argentino -la sociedad, en realidad, el asunto es más profundo que la organización de un espectáculo de 90 minutos- no está preparado para que vuelva el público visitante. Los equipos poderosos tienen dos certezas: la falta de seguridad de los organismos y la limitada estructura. Con la masiva incorporación de socios, ya no hay lugar, dicen.

Tras lamentar los "hechos violentos y de vandalismo" ocurridos en el estadio, la comisión directiva de Racing rubricó en un comunicado que la "institución siempre ha demostrado buena voluntad para darle espacio al público visitante, pero entendemos que aún no están dadas las condiciones para hacerlo". Y fue más allá: "Por tal motivo, suspenderemos al público visitante hasta que no esté garantizada la seguridad de nuestros socios y simpatizantes".

Víctor Blanco, el presidente de Racing, abrió una puerta que exhibe, con dolor, cómo estamos. "Hay inadaptados que hacen imposible la vuelta de los visitantes. No sé si son 20 o 50. Hace más de dos años que se tomó esta decisión. Hasta que esto no se pueda normalizar, no van a poder volver. La cultura del visitante se va perdiendo", asume. Nicolás Russo, el presidente de Lanús, charló con Blanco y prefirió bajar el tono de la confrontación. "Yo estuve en la popular y ahí no pasó nada", aseguró. Luis Chebel, el vicepresidente, mantuvo el mismo relato: "Fueron unos pocos hinchas que tiraron piedras. No sabían lo que hacían: hasta le pegaron a autos de dirigentes de Lanús. Los clubes grandes, en realidad, no quieren jugar con visitantes; se agarran de cualquier anomalía. Nosotros siempre estamos dispuestos".

¿No quieren o... no pueden?

Boca toma la palabra. "Lo que pasó en Banfield demuestra que hay que tomar más precauciones, porque podría haber sido una masacre. Estaba cerca y me preocupé mucho...

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