Hallan en Avellaneda una millonaria obra de Monet

El departamento, coqueto, de clase media, cercano a la céntrica plaza de la ciudad de Avellaneda, tenía un placard. Y ese ropero escondía un valiosísimo material buscado desde hacía más de una década. Un material que, según los especialistas, vale una fortuna: cuatro obras de pintores figurativos franceses; entre ellas, un Monet por el que un coleccionista pagaría un par de millones de dólares. Un Monet que, durante 12 años, peregrinó a oscuras, de casa en casa, dentro de valijas y armarios, hasta que el lunes salió a la luz.La reaparición de esas obras es el epílogo de una disputa privada que comenzó en 1999 y que tiene como protagonistas al presidente de una importante empresa fabricante de artefactos de climatización y a la que, hasta ese momento, era su pareja y madre de su hija.Fuentes del caso confiaron a LA NACION que, superadas varias instancias procesales derivadas de la litis inicial, la Justicia ordenó el allanamiento de aquel departamento, medida que la Sección Protección del Patrimonio Cultural de la División Interpol Argentina concretó a principios de esta semana con la recuperación de cuatro de las siete obras reportadas entonces como robadas por el empresario, propietario original de las obras.La Maison de Yerres (La casa de Yerres) , de Claude Monet; Nu dans un atelier d'ami ( Desnudo en el atelier de un amigo ), de Albert Marquet; Gelée blanche en Ilê de France ( Escarcha en Ilê de France ), de Jean Baptiste Armand Guillaumin, y Antibes, les fortifications ( Antibes, las fortificaciones ), de Eugene Louis Boudin, todas composiciones figurativas del siglo XIX, están, por estas horas, reservadas en las oficinas de Interpol Argentina en la sede de la Policía Federal, en Cavia y Figueroa Alcorta, a la espera de que peritos certifiquen las autenticidad de las obras antes de que la Justicia resuelva si las restituye al empresario.Con la mudanzaLa historia del "Monet itinerante" comenzó el 20 de septiembre de 1999, según consta en la denuncia judicial. Fuentes de la causa explicaron que tras una separación conflictiva entre el empresario y la madre de su hija (con quien no estaba casado, se aclaró), la mujer se llevó, en su mudanza, siete cuadros: además de los ya mencionados, L'espagnole devant le mirror ( los españoles frente al espejo ), de Pablo Picasso; Femme's essuyant apres le bain ( Mujer secándose después del baño ), de Edgar Degas, y The lighthouse at Honfleur ( El faro de Honfleur ), de Johan Barthold...

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