¿Hacia dónde van los juveniles?

Los dirigentes del fútbol argentino no han tomado dimensión de la importancia que tienen sus decisiones respecto de la selecciones juveniles. No se trata de un Sudamericano, de una eliminación o una clasificación más. Claro, son anuncios ruidosos solamente durante un par de días, pero sin mayores rebotes políticos. Nadie va a posar su mirada indefinidamente en las juveniles, no habrá un contralor permanente sobre ellas, no definirá elecciones, no representará pérdidas ni ganancias mayores, la crítica sólo llegará al final de un torneo que no haya salido bien y, pasado el temporal, la prensa amiga emparejará los pozos.Que nuestro fútbol tiene falencias en la formación, es una realidad incontrastable. La formación natural y espontánea de futbolistas es la mejor de todas. Pero en estos tiempos más dinámicos y con más opciones, "el mercado" se acotó. Jugar a la pelota dejó de ser el exclusivo entretenimiento de los más chicos; el fútbol como esparcimiento desde hace rato tiene competencia. Con más ofertas en el menú, sumado a un empobrecimiento de nuestro torneo, se vuelve indispensable diseñar un programa minucioso que estimule la formación tradicional dónde la haya, al mismo tiempo que pueda recrear condiciones similares dónde ya no quedan registros de los potreros.La formación de formadores es otro punto por revisar...

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