Hacia un grave e inadmisible despojo

La democracia recuperada hace 28 años está a las puertas de sufrir un grave retroceso. Desde la confiscación del diario La Prensa en 1951 y la imposición de cuotas de papel importado según el grado de compromiso o no con las políticas del régimen inicial de Juan Domingo Perón, nunca un gobierno elegido por el voto popular había avanzado tanto como éste ni con mayor hostilidad contra la libertad de prensa.Con una celeridad insólita dentro de las prácticas legislativas, cinco comisiones de la Cámara de Diputados controladas por mayoría kirchnerista aprobaron un texto de nombre confuso y contenido sibilino, pero de objetivos clarísimos, originado en dos proyectos que habían sido elevados en 2010 al Congreso por el Poder Ejecutivo: "Marco Regulatorio Participativo para la Fabricación, Comercialización y Distribución de Pasta Celulosa para Papel de Diario y Papel para Diario".En buen romance, de lo que se trata es de colocar al Estado, a través de su avance sobre Papel Prensa SA, en la situación de controlar la producción y distribución del papel para diarios en el país y ampliar, al ámbito de la prensa escrita, las mismas reglas espurias que se aplican al reparto de la publicidad oficial y a la utilización propagandística del Gobierno -tan difamatoria y obsesiva como en las peores dictaduras- de los medios radiales y televisivos de propiedad del Estado, es decir, de todos.Tiende a cerrarse, así, un círculo de opresión de la libertad de prensa y de vulneración de la propiedad privada que podría dejar sin espacios sensibles para amplificar sus voces a los partidos ajenos al oficialismo, a los sindicatos, a las empresas, a las expresiones de la cultura y la religiosidad y a cuantas organizaciones sociales consideren necesario manifestarse de un modo distinto que el verborrágico y narcisista unicato establecido por aquellas vías. Todo este agravamiento de la situación preexistente ha sido posible por las mayorías adjudicadas en el Congreso al oficialismo en las elecciones de octubre, pero también, en el sentido del acusado vértigo, por el desprejuicio con el cual se echa mano a cualquier recurso que permita poner sordina a la impopularidad de medidas de ajuste y de más intervención económica que el Gobierno ha comenzado a impulsar después de los comicios. Ya no estaba a su alcance seguir ocultando por más tiempo una realidad que, tarde o temprano, habría de desbordarlo.Los considerandos de los proyectos enviados en su momento al Congreso por el Poder Ejecutivo son...

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