Hacia la descentralización de los procesos electorales en México

AutorGabriela Salazar
Salazar, Hacia la descentralización de los procesos electorales en México
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Hacia la descentralización
de los procesos electorales en México*
Reglas mínimas para alcanzar una descentralización
efectiva en materia electoral
Por Gabriela Salazar
El propósito del presente trabajo es esbozar las condiciones mínimas que de-
berían tener, tanto la legislación federal como estatales en materia electoral en
México, para cumplir el principio de una descentralización electoral efectiva. Parti-
mos de la premisa de que actualmente, aunque se habla de descentralización en
nuestro país en materia electoral, en la práctica se cuenta con dos estructuras buro-
cráticas para la organización electoral (una federal, el IFE, y 32 organismos electora-
les estatales), lo cual no sólo representa un enorme gasto, sino que provoca un sin-
fín de duplicidades y riesgos de errores en la preparación y organización de los
procesos electorales, que pueden llegar a tener (y ya lo tienen en cierta medida) un
impacto negativo en la eficiencia de las elecciones, y con ello, en la confianza y
transparencia del proceso electoral en su conjunto.
1. Origen del sistema actual de organización electoral
Si revisamos la historia de México en materia electoral, observamos que a par-
tir de 1946, con la creación de la Comisión Federal de Vigilancia Electoral a nivel
federal y sus correlativos en los Estados, comienza una etapa que va de la descen-
tralización electoral hacia la centralización y, más concretamente, a la conformación
de un sistema híbrido de organización electoral.
Durante el siglo XIX, y hasta la ley electoral de 1946, los Estados y los munici-
pios se hacían cargo de la organización de las elecciones, incluyendo el manejo del
padrón electoral. La ley electoral de 1918 establecía que los consejos de listas elec-
torales se integrarían en cada Estado con 9 miembros sorteados de entre candidatos
propuestos por el ayuntamiento.
Los presidentes municipales estaban encargados además de la publicación de
las listas electorales, del seccionamiento de los distritos, del registro de candidatos,
de la impresión de las credenciales de elector y de las boletas electorales, del regis-
tro de representantes de partidos y de la designación de los funcionarios de casilla.
No existía un padrón electoral nacional, ésta era una función de los municipios.
Tampoco había una autoridad federal electoral, sino solamente el Colegio Electoral
Federal, que se constituía para validar las elecciones federales de diputados y presi-
* Extraído del artículo publicado en la revista “Derecho en Libertad” n° 1, agosto - diciembre
2008, Facultad Libre de Derecho de Monterrey. Bibliografía recomendada.

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