Qué hacer con los militares, el debate que siempre vuelve

¿Debe preservarse el consenso democrático (y el cuerpo legal) de 1983 que les impide a las ? Sí, desde luego. ¿Deben imaginar los gobernantes el rol que tendrán , con desafíos que no figuraban en los años 80, después de más de tres décadas de indiferencia política hacia los uniformados? Sí, también.El margen de acción y la obligación de cambiar deja un estrecho sendero por el que debe caminar la dirigencia política. comenzó a transitarlo el lunes y provocó un , algunos porque creyeron ver genuinamente un regreso de los uniformados a la resolución de los conflictos internos y otros porque eligieron recurrir a la crítica demagógica. Es cierto que el Presidente usó demasiado ligeramente el término "seguridad interior", sin explicar muy bien en qué consistía semejante alusión referida a los militares.Lo cierto es que, por ahora, el Gobierno modificará un decreto reglamentario de la ley de defensa nacional de Néstor Kirchner, que a su vez cambió el decreto reglamentario de Raúl Alfonsín. El decreto de Alfonsín, de los años 80, estipulaba que las Fuerzas Armadas solo podrían intervenir ante casos de agresión externa. Punto. Kirchner modificó ese decreto con otro decreto y agregó que los militares actuarían solo en casos de agresión de "ejércitos de Estados extranjeros".El decreto de Kirchner dejaba afuera, por lo tanto, los casos de terrorismo internacional, de narcotráfico y de ciberataques provenientes del exterior, como son casi todos los ciberataques. El decreto de Macri reinstalará el de Alfonsín, que permite encarar los fenómenos que no estaban hace treinta años, pero a los que les cerraba la puerta el decreto de Kirchner.Llama la atención que los primeros escandalizados hayan sido los kirchneristas. Durante su presidencia, y en una cena de camaradería de las Fuerzas Armadas, Cristina Kirchner anunció la necesidad de darles nuevas funciones a los militares. Pocos días después nombró jefe del Ejército al general César Milani, que en el acto colocó a esa fuerza "al servicio del proyecto nacional y popular". Cristina y Milani rompieron a la vista de todos los consensos de 1983, entre los que figuraba la neutralidad política de las Fuerzas Armadas.La entonces presidenta avanzó aún más y depositó en Milani el control de los servicios de inteligencia, lo que convirtió al militar -ahora preso por delitos de lesa humanidad presuntamente cometidos en los años 70- en el hombre fuerte de las Fuerzas Armadas. La incursión de Milani en la inteligencia...

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