¿Cómo hace la actividad lírica para sobrevivir en estos tiempos?

En los códigos del juego, el 17 significa la desgracia, un número al que en el mundillo local de la ópera deberían tenerle miedo. En 2017, varias rutilantes figuras de la lírica cancelaron su visita al Teatro Colón por problemas de salud o contractuales. El Ensamble Lírico Orquestal se quedó sin su escenario habitual, el Auditorio de Belgrano, y la asociación Buenos Aires Lírica anunció que no podrá hacer frente a una programación el año próximo. Sin embargo, contra todo prejuicio, se sigue produciendo ópera, la tradicional y la contemporánea.

A través de su responsable, Frank Marmorek, Buenos Aires Lírica dio a conocer los motivos por los que no realizará su habitual temporada de ópera el año que viene. Fueron varios: ninguno artístico, todos económicos. Y entre esas razones figuraron desde las demoras para contar con recursos de mecenazgo hasta un cambio de hábito en el público, que tiende a elegir títulos por separado y no el abono completo en una temporada de ópera.

Mediante varias consultas se puede dar cuenta de que ese no es el obstáculo que enfrentan todos los que producen lírica, pero sí se advierte que para sobrevivir hay que ser sumamente ingeniosos. La ópera es, en la relación volumen de producción-asistencia de público, la actividad artística más cara que existe. Y los tiempos cambian para todos. Durante el siglo XX, Buenos Aires fue una plaza lírica importante, por donde pasaron desde grandes instrumentistas, como Arthur Rubinstein, hasta las voces más encumbradas: Enrico Caruso y María Callas, sólo por nombrar algunas. Hoy también vienen figuras de primera línea de nuestra época (Anna Netrebko vendrá el próximo año), sólo que la ópera no tiene la relevancia de otros tiempos. Ni el dinero.

En su primera visita a Buenos Aires, en 1901, Arturo Toscanini ganó en tres meses de trabajo casi el triple de lo que cobraba en la Scala de Milán en todo un año. Y en 1912 volvió para dirigir una temporada lírica completa en el flamante Teatro Colón. Hoy, el teatro mantiene su nivel de abonos, pero se reinventa con un sistema on demand, a través del cual una persona puede elegir varios espectáculos, desde concierto sinfónicos y de cámara hasta óperas. Por el lado de las asociaciones alternativas al Colón, Juventus Lyrica, que monta sus óperas en el Teatro Avenida, o el Ensamble Lírico Orquestal (dos buenos semilleros y plataformas de despegue de cantantes que luego llegan al Colón) también apelan a mecanismos e ideas para sobrevivir...

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