Hablar

La Presidenta habla muy bien: eso lo reconocen hasta los que todavía no aprenden a quererla. No se destaca sólo por su facilidad para improvisar, sino también por un instinto teatral que le dicta la progresión dramática de sus mensajes y le indica cuándo debe ser dura y cuándo tierna, cuándo debe aliviar con una broma o con una anécdota banal una tensión que de otro modo sería insoportable. Escucharla es una experiencia estética, como asistir a la ejecución de una obra impresionista: un murmullo de hadas y elfos por aquí, más allá una cascada, de repente el estrépito de un trueno que provoca la huida de ardillas, ciervos y demás criaturas del bosque. La oratoria es su arte. Sería un pecado que hubiera decidido abandonarlo para mudarse al terreno desconocido de la acción. "Hechos y no palabras" es una expresión muy celebrada, es cierto, siempre y cuando siga siendo tan sólo una expresión. En general, los que no nacieron para hablar y viven condenados al oficio pedestre de las realizaciones ni siquiera se...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR