'Me gusta el lugar y acá la gente es muy macanuda'

CÓRDOBA.- Después de más de 15 años en la Argentina, Wei todavía habla en un castellano muy básico. Pero algunos hábitos de acá prendieron muy fuerte en él. El asado, la picada con salamín e, incluso, el fútbol. En un diálogo con LA NACION, ayer, afirmó su simpatía por Boca. Dijo que ha ido incluso a la cancha, aunque anoche atendía en su supermercado del barrio porteño de Recoleta mientras el Xeneize jugaba en la Bombonera, justamente, con Talleres, el principal club de la provincia en la que obtuvo la ciudadanía que ahora perdió.

Llegó a la Argentina hacia finales de 2001 con su esposa, Li. Había trabajado durante dos años en Japón para ahorrar; sus padres y su hermana ya vivían en Buenos Aires, donde se dedicaban al comercio. Contó a LA NACION que se vino -además de por cuestiones afectivas porque creía que este destino era "próspero".

Sus padres regresaron a China hace dos años porque el papá de Wei necesitaba un tratamiento médico. "No puedo ir a verlo, me siento mal, estoy atrapado acá", dijo, antes de explicar que, en su cultura, acompañar a los ancianos es "muy importante" y que lo entristece no poder cumplir con su padre. Ahora, su esposa y su hijo Marcelo (nacido en la Argentina) están en China visitándolo. El chico se va a quedar hasta terminar la primaria y regresará para hacer el secundario en la Capital.

Señaló que tiene poco tiempo libre, que...

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