Guille y Lolla

Anteanoche, San Isidro era un estallido de fervor y parafernalia por el Lollapalooza, en el que la música se transforma en frenesí de multitudes. A 20 cuadras de allí, todo era distinto y todo, en el fondo, era igual. Distinto: un sótano (el Teatro de la Media Legua, en Martínez), 120 personas, luces tenues, mesas y sillas, sabor de intimidad. Igual: la magia de la canción arropando a un público que, como el del Lolla, sentía que esa era la noche perfecta. En el Hipódromo de San Isidro, artistas consagrados, bandas globales. En el sótano, Guillermina Beccar Varela, exquisita cantante de música popular, que presentaba Descalza, su último disco, acompañada en el piano por un prodigio santiagueño: Marcelo Perea. Guillermina, dueña de una voz sublime, no solo genera adoración entre su público...

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