El telón de la guerra y la paz

Para que el show pueda continuar, Rupert Wainwright deberá usar el máximo de su ingenio. Después de ponerles la firma a películas no demasiado recordadas como Terror en la niebla (flojísima remake del clásico de John Carpenter) y Estigma, el realizador inglés fue convocado por el gobierno ruso para que utilice todos los recursos visuales a su alcance y construya con ellos la mejor imagen posible del país que organizará el Mundial 2018.Todavía resuenan en los corazones de millones de espectadores de todo el mundo los ecos de la gran fiesta futbolística clausurada hace 14 días en Río de Janeiro y, seguramente, por tener aún a flor de piel la memoria de ese acontecimiento inolvidable es que crece mucho más de lo esperado la inquietud por lo que ocurre actualmente en Rusia. Faltan cuatro años para el próximo Mundial, pero el derribo del avión comercial de Malaysian Airlines en la conflictiva zona que se disputan rusos y ucranios activó todavía más el temor planetario por la escalada bélica en la zona. Y no son pocos los que piensan que las razones históricas que fogonean las escaramuzas estarán lejos de apagarse en los escasos cuatro años que nos esperan de aquí a junio de 2018.A Wainwright lo aguardan enormes exigencias. Tendrá que preparar cuanto antes una serie de cortos pensados para respaldar las ambiciones de su país rumbo al Mundial. Y seguir al pie de la letra las instrucciones del poderoso líder ruso Vladimir Putin, el más interesado en ofrecer al mundo la mejor cara de su país, aunque sin resignar viejas y nunca abandonadas ambiciones imperiales.Desde la perspectiva de un aprovechamiento político del mundo del entretenimiento, la conducta de Putin es de manual. Como todo líder autocrático expuesto a esta clase de circunstancias, sueña con lograr un respaldo a su postura con el apoyo de algunas figuras del espectáculo. Antes de que estallara este último conflicto, se había asegurado el respaldo incondicional de Gérard Depardieu, que encontró en Rusia un espacio fértil para olvidar la presión ejercida sobre su humanidad por el fisco francés. Y ahora busca otro aliado de hierro en el forzudo Steven Seagal, que a los 62 años muestra más barriga que músculo, pero aún mantiene su condición de figura de culto para legiones de entusiastas seguidores de sus películas, ahora directamente producidas para el mercado hogareño.Seagal definió a Putin como uno de los "grandes líderes políticos de nuestro tiempo" y Putin quiere responderle el favor invitándolo a ser...

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