Guerra fría: los siete desafíos que enfrenta el helado argentino

Durante décadas, los heladeros argentinas se jactaron de la calidad de sus productos, heredada de la tradición italiana y los inmigrantes europeos que llegaron al país a principios del siglo pasado. Más de cien años después, en la Argentina hoy existen más de 6000 heladerías y en todos los barrios de cualquier ciudad grande o mediana es posible encontrarse con un local que defiende con orgullo la bandera del helado artesanal, lo que implica la elaboración del producto en el mismo lugar donde se vende.

El nacionalismo heladero argentino también se sustenta en algunos "triunfos" resonantes. El más importante fue el paso sin pena ni gloria de la cadena neoyorquina Häagen-Dazs, que desembarcó en Buenos Aires en 1996 con el objetivo declarado de liderar el mercado local y un par de años después tuvo que cerrar sus cuatro sucursales debido a la falta de adaptación que mostró la marca (el dato más llamativo fue la decisión inicial de Häagen-Dazs de salir a competir contra las heladerías porteñas sin contar con el sabor dulce de leche en sus pizarras).

Sin embargo, la contracara de esta tradición heladera son la falta de innovación y los signos de estancamiento que muestra la industria, que exhibe un llamativo conservadurismo a la hora de incursionar en nuevos sabores, productos y presentaciones.

La buena noticia es que el consumo a nivel local viene creciendo en forma sostenida. Hace veinte años, en promedio cada argentino comía tres kilos de helados al año, y hoy el consumo anual ya alcanza los 6,9 kilos por habitante, aunque todavía el país sigue estando muy lejos de los niveles que muestra los mercados líderes como Estados Unidos o los países nórdicos.

El crecimiento del consumo también se vio reflejado en la facturación de la industria, que cerró 2016 con ingresos por casi 1160 millones de dólares, según la medición que hace la consultora internacional Euromonitor.

En Euromonitor además aseguran que la industria está en condiciones de crecer un 23% en los próximos cinco años, aunque alcanzar esta meta dependerá de cumplir con los desafíos que enfrenta el negocio.

Lograr un mayor consumo durante todo el año, incorporar nuevos sabores y presentaciones, conquistara la base de la pirámide y al ABC1 y cruzar las fronterasson algunas de las asignaturas pendientes que enfrentala industria local para seguir creciendo

  1. Romper con la estacionalidad

    Con la cerveza y el vino blanco, el helado comparte en el imaginario de gran parte de los argentinos la idea de que se trata de un producto para ser consumido casi exclusivamente durante el verano. Hasta hace apenas veinte años las heladerías argentinas tenían una estacionalidad tan definida que sólo abrían a partir de octubre y cerraban después de Semana Santa. El panorama empezó a cambiar en los últimos tiempos, aunque en el sector reconocen que todavía tienen mucho por hacer para dejar atrás la asociación entre el calor y el helado y lograr un consumo sostenido durante todo el año.

    "Año tras año se va avanzando en reducir la brecha en las ventas entre verano y el resto del año, y en este sentido el clima nos ayuda. Igualmente, estoy convencido de que se trata de un tema cultural, porque hay países que tienen un clima mucho más frío que el nuestro y que consumen el doble de helado que la Argentina", asegura Sebastián Santiago, socio de Grido, la mayor cadena de heladerías de la...

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