Guardiola, humano al fin

¿Y qué tal este Macri?". La pregunta de Josep Guardiola aterrizó hace un par de semanas en el celular de uno de sus mejores amigos argentinos, que no es precisamente Messi. Hiperactivo, obsesivo y curioso por naturaleza, buscaba información sobre el nuevo inquilino de la Casa Rosada.

Un Guardiola auténtico. No le alcanza el día para todo lo que quiere hacer en el fútbol, aunque tampoco le alcance el fútbol: su mundo es más amplio, su ego también. Por eso, Munich se encontró con un español que chocó con los alemanes, un "sureño" rígido que quería mandar sobre los teutones del norte. Solía ser al revés.

No en el caso de Guardiola. Él es especial, busca transformar todo. En el año sabático que se tomó entre 2012 y 2013 gastó las calles de Nueva York intentando hablar sólo alemán con su profesora mientras esperaba una llamada que nunca llegó. Un poderoso empresario de medios lo había sondeado para dirigir la selección de Brasil. No pudo ser, fue Felipao. Y fue...

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