Griselda Gambaro: 'Hoy el teatro es puro desparramo de ocurrencias'

Como suele suceder en algunos barrios de la provincia de Buenos Aires, la calle General Roca, de Don Bosco, tiene las numeraciones alteradas. En una vereda, los carteles indican mil; en la de enfrente, dos mil y pico. Esa variación, que puede confundir a cualquier visitante desinformado, no parece preocupar a los vecinos. No se ven letreros ni señales de advertencia. Tampoco hay lógica que explique el misterio. Sólo queda la confrontación: de un lado, mil; del otro, más del doble.

vive en una de esas cuadras de numeración caprichosa. Casa grande de provincia, con reja y jardín al frente, plantas con flores coloridas, juegos para chicos, un gato, dos perros. La autora, de 86 años, abre la puerta y sonríe. Acaba de terminar la sesión fotográfica, el momento de las entrevistas que menos disfruta. Enseguida invita a pasar al living, ofrece algo fresco para beber y convida con galletitas dulces. Entonces, sí, se acomoda en un sillón, mira a los ojos y permanece en silencio. Espera que comiencen las preguntas.

Al poco tiempo (habrán pasado menos de diez minutos), la charla fluye entre reflexiones sobre el teatro y la dramaturgia, la literatura que la conmueve, los temas que la impulsan a escribir, los primeros cuentos para su nieta y su obra más reciente, El don, que se estrenará en julio en el Teatro Nacional Cervantes. La conversación discurre, claro, pero Gambaro se toma su tiempo para contestar. No es mujer de respuestas instantáneas, aclara.

A fines de 2014, Alfaguara publicó , libro que reúne cerca de treinta textos de la dramaturga y novelista, escritos entre 1972 y la actualidad. Entre ellos hay artículos para diarios y revistas, conferencias y algunos inéditos donde reflexiona sobre la técnica de la dramaturgia y los procedimientos teatrales. En el prólogo, dice que algunas de sus consideraciones de los años 70 y 80 pueden resultar anticuadas; en especial, aquellas en las que describe la situación de la mujer en el campo teatral porteño. Pionera en ese ámbito, marca una diferencia entre las miradas femeninas y masculinas al escribir una historia para la escena.

-¿Dónde advierte las diferencias en una obra escrita por una mujer: en la elección de los temas, en el desarrollo de los personajes?

-La mirada de una mujer siempre es diferente. Eso, felizmente, no ha cambiado. Por eso podemos aportar nuestras experiencias. Tampoco creo que actualmente exista un dominio patriarcal tan marcado como en otras épocas. Hay cada vez más nombres de autoras y directoras en la cartelera; mucho más en comparación con la etapa en la que yo comencé a escribir y a estrenar mis obras. Con todo, creo que las mujeres todavía tienen que hacerse su propia tradición teatral.

-Si alguien leyera una obra suya sin conocer el autor, ¿qué le indicaría que ese texto fue escrito por una mujer?

-Varios me han dicho que Penas sin importancia sólo podía haber sido escrita por una mujer. La malasangre, también. Tienen una mirada muy femenina. Hay una pieza más corta, Pedir demasiado, que es un conflicto de pareja donde la desdicha del hombre parte del sentido de posesión amorosa. Eso lo ve una mujer.

-Cuando define el teatro como vulnerable dice que esa característica se debe a que ciertas obras son frágiles. ¿Cree que tiene que ver...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR