La grieta peronista, en su hora de la verdad

El sistema de gobierno más perfecto es "aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política". El viejo apotegma pertenece a Simón Bolívar, y los fanáticos del Eje Bolivariano no hacen más que calumniar obscenamente al prócer: es la más acabada y patética antítesis de aquel noble ideario. Raúl Alfonsín fundó la era democrática recitando el Preámbulo en cada ceremonia, pero ciertos radicales y muchos institucionalistas del progresismo permanecen incrédulos, impávidos y por lo tanto cómplices frente a la noticia de que los chavistas locales urden el aniquilamiento de la Constitución nacional. Esa promesa, junto con la desarticulación de la división de poderes y la colonización absoluta de la Justicia, fue pronunciada en público y en varias ocasiones (hay videos) por la propia , pero también por Zaffaroni, Moreau y los intelectuales del Manifiesto Argentino: algunos periodistas la relativizan (tal vez para no perder fuentes en el Instituto Patria y para ganarse una futura amnistía si eventualmente regresaran los rabiosos cruzados contra la prensa) y se solazan, en cambio, con el "tono moderado" de la doctora. Que se ríe secretamente de ellos y de sus ingenuidades y espejismos. En cuanto al radicalismo, suele afirmar Sebreli que lo acosa su propio genoma ideológico, donde conviven Jekyll y Mr. Hyde: una veta republicana mezclada en sangre con una veta populista. Creíamos, no obstante, que la Constitución era un límite; parece que la "política líquida" afloja tuercas y convicciones, y sume a ciertos referentes en una turbia laguna de confusión y laxitud con respecto a su propio legado. Aunque una cosa son los radicales y otra la radicalización; así como es muy distinta la madurez del madurismo.Parece mentira, pero al peronismo actual lo aquejan también similares dilemas y tironeos. Son tan graves y significativas las dicotomías mundiales entre populismo y república, que la grieta se ha vuelto transversal incluso dentro del movimiento de Perón. En estos pagos y dentro de esa fuerza, aquella disputa se podría sintetizar como la pulseada entre sistema y antisistema, entre la "apuesta democrática" y la "tentación revolucionaria" (socialismo del siglo XXI). El eventual triunfo de Juan Schiaretti en Córdoba es esperado entonces como piedra de toque para un puñado de dirigentes que se plantea rescatar al justicialismo de su deformación chavista. Pichetto, ideólogo de ese sector y ya...

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