La grandeza de Huracán, hacia el futuro

El Palacio. Ringo y Houseman. Menotti, Babington, Brindisi. Mohamed, Cúper, Cappa. Parque Patricios, la nostalgia, el aroma a café. El barrio, la Quema, la avenida Caseros y más allá. La gloria en el amateurismo, la murga y el carnaval. El 73, tal vez, el mejor equipo de la historia. Dos subcampeonatos. El tiki-tiki, un modo de ser, una forma de vida. El sexto grande. Protagonista del clásico de barrio más grande del mundo. La melancolía de ya no ser. Los despistes, el vaciamiento, los descensos, el dolor. El sufrimiento por el sufrimiento mismo. El pasado, en el espejo borroso. Siempre, pero siempre, el pasado, esa rica leyenda que, hasta ayer nomás, se nutre de trompazos del presente. Uno detrás del otro, en el mismo cuerpo tapizado de heridas, provocadas por sí mismo.

Es hoy. Es ahora mismo. La histórica oportunidad de volver al círculo de los grandes, a la Copa Libertadores por segunda vez, una insolencia a tamaña leyenda. Es hoy, Huracán, apenas acabe el partido contra Alianza Lima. El 4 a 0 logrado en Lima, una semana atrás, permite saborearlo ahora mismo: si el Globo cumple la lógica, será el flechazo decisivo para espiar el futuro. Para dejar, de una buena vez, de recordar que...

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