Las grandes cosas que se ponen en juego

Dos hombres que se preparaban para el retiro lograron, sin proponérselo, una importante reconfiguración del sistema de partidos. Alberto Fernández y Miguel Ángel Pichetto tienen escaso carisma, nunca fueron candidatos nacionales (aunque Pichetto fue durante décadas legislador nacional) y no representan cabalmente la identidad de los lugares donde están ahora. Ni Fernández es un cristinista o un camporista ni Pichetto es una versión de Pro o del antiguo Cambiemos. De hecho, Cambiemos debió modificar su nombre por Juntos por el Cambio para dar cabida a Pichetto.Alberto Fernández solía diferenciar, hasta su reconciliación con Cristina Kirchner, entre el kirchnerismo y el cristinismo. Él era un kirchnerista, no un cristinista.Los dos hicieron contribuciones importantes a las alianzas que disputarán hoy la primera ronda de las elecciones presidenciales. Sergio Massa entró al cristinismo por la puerta que le abrió Alberto; le habría sido muy difícil ingresar por el pequeño resquicio que le hubiera permitido Cristina. No obstante, Massa le prendió fuego, con Alberto o con Cristina, a su carrera política. Si bien Cristina tiene los votos, Alberto Fernández le acercó también a los gobernadores peronistas, a esos mismos mandatarios que en los primeros dos años de Macri decían públicamente que la expresidenta pertenecía a un pasado que no volvería. La única excepción fue Juan Schiaretti. El gobernador de Córdoba decía de Cristina lo mismo que dice ahora, y contra esas convicciones no pudo ninguna de las muchas gestiones que hizo Alberto. Pichetto le aporta a Macri más previsibilidad que votos, aunque el senador lidera una corriente interna de peronistas. Nunca los inquietos mercados estuvieron tan seguros de la continuidad de Macri (y de cómo sería la gobernabilidad en un segundo mandato del Presidente) como en el momento en que se supo que Pichetto sería candidato vicepresidencial. Un negociador experimentado, un interlocutor asiduo de los gobernadores, un viejo constructor de mayorías parlamentarias, un político respetado por empresarios y sindicatos secundaría a Macri. El Presidente es la garantía de muchas cosas, una novedad inesperada de la política argentina, pero es también el líder de una coalición nueva y, a veces, frágil. La compañía de Pichetto lo fortaleció frente al electorado y a los poderes fácticos. Fue la más acertada decisión de Macri en esta campaña. Pichetto contribuyó a la estabilidad de la economía y, por esa vía, a la cosecha de...

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