Más grande, más fuerte, más cerca, menos cine

Un día los televisores se hicieron más grandes, inteligentes y hasta empezaron a jactarse de tener casi la misma tecnología 3D que hace unos años resurgió de sus cenizas para alentar a los espectadores a que salieran de sus casas para volver a las salas. O a que soltaran sus teléfonos para volver a ver cine en el cine. En una pantalla verdaderamente grande y con la emoción de que no haya distancia entre lo que allí sucede y la butaca. Temerosa la industria de que sus estrategias no alcanzaran para ganarle la partida al entretenimiento hogareño, ahora intentó una nueva jugada: las butacas D-Box. Se trata de un sistema que sincroniza la acción en la pantalla con el movimiento del asiento para intentar que el espectador se sienta parte de la trama. Así, quienes por estos días vayan a ver El libro de la selva al complejo de Cinemark Malvinas o en el Hoyts Abasto podrán, si quieren, experimentar la innovación. Se tratará entonces de seguir a Mowgli por la selva, de adoptar con movimientos un poco bruscos el punto de...

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