El gran valor de 1816

Hay fechas que nos convocan a todos como argentinos: hoy se cumple un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo. En poco menos de dos meses tendrá lugar otra celebración clave, la del bicentenario de nuestra independencia, el 9 de julio. Se trata de hitos que trascienden el sentido histórico uniéndolo inevitablemente a la recuperación de valores tan vapuleados en los últimos años como el de la reconciliación y la fraternidad, oportunamente resaltados en la reciente carta que el papa Francisco le envió al presidente Mauricio Macri como felicitación por la jornada que hoy transcurre.

Entre otros aportes, la sociedad debe agradecer el de la Academia Nacional de Historia, dirigido al esclarecimiento del pasado argentino y, en especial en estos momentos, por las contribuciones que realzan la importancia del bicentenario de la declaración de la independencia nacional.

En el caso de la celebración del 9 de Julio, resta todavía una movilización institucional acorde con la significación de lo dispuesto ese día de 1816 por el congreso que integraron Buenos Aires y las provincias que actuaban sin sujeción al caudillo oriental José Artigas. En las dos jornadas consagradas por aquella academia a ese aniversario, en la que fue sede del viejo Congreso de la Nación, a unos pasos de la Plaza de Mayo, historiadores argentinos y extranjeros reflejaron la importancia relevante de esa fecha.

Lo había anticipado el general José de San Martín al insistir en que debía apurarse el acto de emancipación, que se demoró 15 meses desde la constitución del congreso reunido en Tucumán: sin la declaración de independencia formalmente pronunciada, seguiríamos siendo para España, y para las demás potencias europeas que la asistían en la voluntad de recuperar las colonias perdidas, un pueblo amotinado contra la corona.

En 1815, la expedición del general Pablo Murillo, con efectivos de una flota de más de treinta buques, se había apoderado de Caracas, pero aun después de partir de España no se sabía bien si no se dirigirían en realidad hacia el Río de la Plata. Portugal ocuparía la Banda Oriental en 1816, mientras otros contrastes se sucedían para los criollos alzados contra la metrópolis en partes diversas del continente. Alejandro, zar de Rusia y una de las voces de acompañamiento más enérgico de España contra los alzamientos en las colonias de América, llegó a proponer entre sus aliados una expedición conjunta, de la que luego se rectificó.

Sólo a partir de 1820, con la...

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