Un gran texto sin la puesta adecuada

El don / Libro: Griselda Gambaro / Intérpretes: Cristina Banegas, Belén Blanco, Marcelo Subiotto y Claudia Cantero / Coreografía: Diana Szeinblum / Música: Pablo Cécere / Vestuario: Renata Schussheim / Iluminación y escenografía: Gonzalo Córdoba / Dirección: Silvio Lang / Teatro: Nacional Cervantes / Duración: 75 minutos / Nuestra opinión: regular.

Frente a un mundo carcomido por la violencia, la mezquindad, el egoísmo, la codicia, Griselda Gambaro erige a Márgara, una mujer que se niega a reconocer la pérdida de los valores humanos y lucha a través de vaticinios para que la humanidad recupere su condición.

Elocuente y contundente es El don, la última obra de esta autora, que alcanza una mixtura de madurez y sabiduría para volcar su mirada sobre sus criaturas. Es un texto muy valioso que pierde efectividad en la puesta.

Márgara es una mujer vieja, desvalida, que se dice poseedora del don de predecir el futuro de las multitudes, pero como a la mítica Casandra, nadie le cree.

"Todos -ni un malvado se excluyó- saben ahora que la bondad trae ganancia, ¡Oh, qué corazón liviano! ¡Qué humanidad más bella!, auguro, y no me contradigo. Obedezco mis deseos y quien me hizo clarividente no puede nada contra mí. ¡También decido! El corazón liviano, la humanidad tan bella."

Todo este pensamiento, todo este sentimiento, lo expresa dentro de un entorno familiar que permanentemente la contradice. Vive con una hija y su marido porque los otros hijos se disculpan aduciendo que ya han cumplido con sus deberes filiales. Pero su yerno, pescador, la cree la portadora de mala suerte y su relación, que no es muy amable, trae conflictos matrimoniales, hasta que la maldad las coloca en medio de la inclemencia de una tormenta y solamente la mano extendida de un alma vecina podrá brindarles algo de consuelo, gesto que no se vio en la función que vio esta cronista.

Es decir...