El gran juego: en el complejo tablero sirio, ni EE.UU. ni Rusia tienen el éxito asegurado

WASHINGTON.- La mañana del pasado miércoles fue incómoda en la Casa Blanca. Con sus ataques a blancos financiados por Estados Unidos en Siria, Vladimir Putin, el presidente ruso, había vuelto a uno de sus pasatiempos favoritos: sorprender a Barack Obama, y ganar imagen internacional a su costa.

Rápidamente se instaló una sensación de desastre. La idea de un retorno al escenario de la Guerra Fría. Una vuelta a medio siglo atrás, con una pulseada declarada entre potencias, librada en territorio ajeno y con muertos de otra nacionalidad. ¿Qué haría Obama?

Muy en su estilo, reacio a adoptar decisiones precipitadas, el demócrata se tomó 48 horas largas para mostrar las cartas. Lo hizo anteayer por la tarde. No sólo sostuvo que él no variará la estrategia en Siria sino que, de paso, vaticinó que a Putin le saldrá el tiro por la culata.

"Lo de Rusia es una receta para el desastre", pronosticó. "Estarán un buen tiempo empantanados hasta que se den cuenta de que han caído en un lodazal", insistió.

¿Quién tiene razón?

Los hechos de esta semana ponen un fuerte foco sobre los dos líderes antagónicos -Putin y Obama- y sobre su forma de abordar los problemas internacionales, a la vez que vuelve a poner sobre la mesa el desastre de la guerra en Siria.

Una crisis que lleva ya cuatro años y un baño de sangre difícil de asimilar. No menos de un cuarto de millón de muertos, 11 millones de desplazados (en un país de 22 millones de habitantes).

De esos desplazados, al menos cuatro millones están ya fuera del país, con medio millón ya en Europa, buscando hogar tras haber perdido el suyo. La destrucción total.

A esta altura, nadie duda de que no hay solución fácil para tamaño desastre. De lo que tampoco se duda es que, forzados a intervenir, ambos líderes tienen estrategias distintas.

"Mejoraremos los canales de comunicación", recitaron dos veces en esta semana pasada, sus ministros de Relaciones Exteriores, Sergei Lavrov, por Moscú, y John Kerry, por Washington. El desencuentro parece mayor que sus expresiones de buena voluntad.

La crisis de Siria fue escalando gravedad con el tiempo. Empezó como un choque interno. Una mayoría de población sunnita harta de los 15 años de dictadura del alauita Bashar Al-Assad.

La línea roja

Pronto, las milicias populares cercaron al gobierno de Damasco que, en su crueldad, llegó a usar armas químicas contra su propia población. "Bashar ha cruzado una línea roja intolerable y debe irse", sostuvo Obama.

El primer problema del...

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