El gran desafío de Pernía: ganar... y sonreír al final

Nunca se coronó campeón de los fierros. Es cierto, llegó tarde al volante: hasta los 30 años, Leonel Pernía jugó al fútbol profesionalmente. Cinco veces arribó con chances a la definición del título de Super TC2000; no lo ganó jamás. Corrió 103 carreras de Turismo Carretera y, con la de ayer en Viedma, venció en cuatro, colocándose un escalón debajo de su padre, el popular Vicente Alberto, que enfervorizaba a la Bombonera, que triunfó cinco veces y fue subcampeón en 1997, detrás del Flaco Juan María Traverso. Y ahora, a los 40, de golpe, parece haberse convertido en el piloto del momento en el automovilismo local: el domingo 14 se impuso en la apertura del torneo de la Clase 3 del Turismo Nacional, con un Fiat, en La Plata, y ayer conquistó de punta a punta en Viedma la apertura del campeonato de TC.

"Ganar dos fines de semanas consecutivos es para disfrutarlo realmente; ya me había sucedido, pero son logros que se dan muy de vez en cuando -acepta el tandilense-. Estos momentos son muy difíciles de conseguir, por más que uno trabaje todos los días en procura de andar adelante. Y cuando uno parece a punto de conseguirlo, en las últimas vueltas lo más difícil no es manejar, sino mantener la concentración, porque uno se acuerda de todos y eso te distrae".

Durante viernes y sábado, Pernía había sido eclipsado por su nuevo compañero de equipo, el orgulloso rionegrino José Manuel Urcera, oriundo de Cipolletti. Dieciséis años menor que él y con recursos, venía de entrenarse en Inglaterra y se quedó con la pole position, contagiando de entusiasmo a la zona, que acaso imaginó la victoria de un piloto local y copó el autódromo. La gracia mecánica no se extendió al domingo: "una bujía sucia", dijo Emilio Satriano, campeón de TC en 1990 y proveedor del motor de Urcera, cuando quiso explicar el inconveniente que había preocupado al piloto mientras se esfumaba el sábado. Ayer, el Chevrolet N° 151 no alcanzó ni a completar su serie. Para entonces, Pernía había replicado esa puesta a punto ideal en su propio coche.

"Para puntear en TC tenés que venir al límite en todo momento", sentenció cuando las revoluciones por minuto habían descendido a cero. "Corriendo de esa manera, es muy fácil que te sorprenda el auto. Pero pude controlarlo en todo momento. Gané una carrera importantísima, que me va a permitir ser inteligente y correr el campeonato de otra manera".

Es lo que necesita Pernía: demostrar que no es sólo un piloto que conquistas victorias pero que...

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