Gran convocatoria de público en la primera edición de la Noche de las Embajadas

Antes de las 19, cuando abrían las puertas de las embajadas, ya había gente esperando para entrar a la sede italiana

La primera edición de La Noche de las Embajadas fue un éxito. Desde temprano, mucha gente esperó a que se abrieran las puertas de las 17 sedes diplomáticas que participaron de la iniciativa organizada por la Cancillería. También, frente al Palacio San Martín , donde hubo visitas y shows de música.

La Embajada de Italia fue uno de los puntos de mayor concentración de público. Una multitud se acercó al Palacio Alvear para conocer la sede italiana y sumarse a los recorridos guiados. A las 19 empezó la primera visita, con un grupo de quince personas, y con guía que explicaba algunos detalles de la historia de la residencia del Embajador, donde vive y se llevan a cabo los encuentros institucionales y celebraciones. Así, cada diez minutos empezaba una nueva visita, con la intención de que las 500 personas que se acercaron tempranamente pudieran conocer parte de la historia. Los jardines, el salón de recepciones, el estudio del Embajador, el comedor y la sala donde el piano de cola protagonizó varias veladas fueron los espacios abiertos al público. Las visitas continuarán hasta la medianoche.

La fila para ingresar a la Embajada de Italia

El salón de recepciones, con muebles que vinieron en barco desde Italia en 1924 y que pertenecían a la familia real de los Saboya, llamó la atención de los visitantes. En ese espacio se combinan el estilo arquitectónico francés con los muebles italianos, y es el lugar elegido para los discursos. Las banderas argentina, italiana y de la Unión Europea están una al lado de la otra a los pies de las escalinatas de mármol y hierro forjado. También acompañan la decoración unas lámparas estilo veneciano. En la escalinata de entrada se pueden apreciar dos esfinges, también provenientes de Italia.

La imponente escalinata del hall de recepción del Palacio Alvear, con las banderas argentina e italiana y la de la Unión Europea

Los primeros dueños fueron una pareja que vivía entre París y Buenos Aires y quería construir un palacio que les recordara a Francia. Pero cuando llegaron al país, se encontraron con que la orientación del edificio era hacia la calle Billinghurst y no hacia Libertador, que en ese momento se llamaba Alvear. Entonces, Bosch Alvear vendió el palacio al gobierno italiano, pero el primer embajador italiano nunca pudo instalarse ahí porque cuando lo compraron tuvieron que dedicarle un tiempo a...

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