Gradual y grave reducción de las libertades individuales

Resulta evidente que el actual gobierno avanza sin pausa en el cercenamiento de las libertades individuales y que además ese camino responde a una línea ideológica cuyos exponentes ocupan espacios crecientes de poder.Aunque hay mucha hipocresía en su supuesto idealismo, tanto la Presidenta como quienes la rodean parecen manifestar una gran sensibilidad a formas distintas de pensar. Por ejemplo, esto se está mostrando con la mayor crudeza en la desembozada campaña para debilitar al gobernador Daniel Scioli por el solo hecho de considerarlo ajeno a su ideología y un inaceptable riesgo de sucesión en la presidencia de la Nación. El vicegobernador Gabriel Mariotto, fiel exponente de esos efluvios revolucionarios, fue colocado en esa posición como guardián de la supuesta pureza ideológica de un progresismo patológico. Con los mismos cánones, los jóvenes de La Cámpora se enseñorean cada vez con mayor presencia en ministerios y organismos públicos. Claro está que las ideas revolucionarias no parecen presentar conflicto con las remuneraciones y la acumulación de cargos que gran parte de estos jóvenes se han distribuido. El holgado triunfo electoral de la Presidenta en 2011 dio un fuerte impulso a estos movimientos, y la caída posterior en las encuestas no parece haberlos aplacado. Recuérdense las palabras con sentido premonitorio del hoy diputado oficialista Roberto Feletti: "Ganada la batalla cultural contra los medios, y con un posible triunfo electoral en ciernes, no tenés límites".La ausencia de límites parece haber quedado confirmada por las más recientes palabras de la Presidenta: "Vamos por todo". La dirección de ese vamos está patentizada en los constantes avances en detrimento de los espacios de decisión del ciudadano común. También se presenta como una amenaza sombría en la intención de reformar la Constitución Nacional para adecuarla al "modelo nacional y popular de la nueva Argentina". No hace falta ser muy perspicaz para entender que el propósito es la modificación de la primera parte de nuestra Constitución, que establece los derechos y garantías individuales. Fue esta primera parte la que hizo posible una Argentina grande y próspera, amante de la libertad. Pero es la Argentina que en la visión kirchnerista mostraba en su primer centenario: no el progreso, sino supuestas injusticias y opresiones.Hay numerosas evidencias de estas intenciones. Por ejemplo, el escrache y el castigo impositivo a quienes osen criticar al gobierno o simplemente describir...

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