Gracias, gracias, gracias

Entrega del premio María Ruanova del Consejo Argentino de la Danza en la Casa de Cultura

"¡Y qué deliciosas eran las emociones de la gente! Mucho más deliciosas que sus ideas, le pareció". La frase de El retrato de Dorian Gray se lee en la primera página del Atlas de las emociones humanas (Blackie Books), de Tiffany Watt Smith, un ejemplar que llegó hasta mi escritorio con la ola de lanzamientos editoriales de junio. Podría haberlo apartado automáticamente tras la falsa apariencia de un "libro de autoayuda" -no son mis favoritos, y como tenemos el mismo tiempo para todo, siempre que puedo elijo qué leer-, sin embargo, fue el epígrafe de Oscar Wilde lo que hizo que lo guardara en mi cartera antes de salir para la Casa de la Cultura, donde el Consejo Argentino de la Danza entregaba el premio María Ruanova .

En el Salón Dorado, el homenajeado esta vez era el investigador Carlos Manso. Un "renacentista", como calificaron a su turno diferentes oradores, porque además de estudioso y escritor es pianista y pintor naif. Autor de diversas biografías, en el ambiente es casi un leitmotiv esa frase suya publicada en La verdad de la danza sobre, justamente, María Ruanova, que dice que "envuelta en música, con un grand jeté saltó a la inmortalidad". A la presentación de rigor le sucedió una mesa redonda para compartir con el público algunas impresiones sobre el agasajado. Rompieron el hielo las palabras de la musicóloga Silvina Luz Mansilla, del Instituto de Artes del Espectáculo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, que puso a Carlos en conexión con su tocayo Guastavino. Moderados por la periodista Patricia Casañas, se refirieron a la sabiduría y la generosidad, y trazaron en vivo una semblanza, Leopoldo Martini -hijo de Ángeles Ruanova y, por lo tanto, sobrino de María- y el director musical Guillermo Scarabino . Merecería una columna aparte el señalamiento que él hizo sobre el valor del rescate de correspondencias que realizó Manso en su trayectoria; por ejemplo, de aquella histórica carta con la que el compositor Juan José Castro , empujado por la burocracia argentina, renunció en 1960 a la Sinfónica Nacional: "Kafka debió conocernos", escribió. Guillermo Dellmans, el más joven de los convocados a esta charla, confesó con...

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