GP de Japón 1976. Una historia de traición en la Fórmula 1

24/10/1976: James Hunt conduce su McLaren M23-Cosworth hacia la corona mundial bajo el diluvio que se abatía ese día sobre Fuji

Mientras el domingo pasado en Austin Max Verstappen y Lewis Hamilton luchaban por dirimir el intenso duelo que están librando por el Campeonato Mundial de pilotos de F1 2021; justo 45 años antes, en 1976, se definía una no menos apasionante conclusión de campeonato, quizás la más dramática de la historia , entre Niki Lauda y James Hunt. Una definición tan polémica y oscura como el cielo de esa tarde en Fuji, Japón.

El austríaco de Ferrari, campeón mundial vigente, y su retador de McLaren, el inglés James Hunt, llegaron a esa última fecha del calendario con una diferencia de tres puntos (68 a 65) a favor de Lauda , que había dominado cómodo la temporada (en 9 carreras había sumado 5 triunfos, 2 segundos y un tercero) hasta que, en el GP de Alemania, en Nürburgring, una suspensión trasera de su Ferrari 312 T2 colapsó al saltar el piano de la curva de Berwerk a 240 km/h.

Peor aún, Niki recién salía de los boxes con neumáticos slick, pero la pista aún estaba mojada en ese sector de los largos 22 km de extensión, que además hacía que los auxilios estuviesen muy alejados. Lauda perdió el control del auto, que se estrelló duramente contra una guardrail y explotó, al reventarse los tanques de combustible . El austríaco no hubiese sobrevivido, atrapado en el cockpit (sin el casco, que perdió en el impacto, pero consciente), si no hubiese sido por la ayuda de sus colegas Arturo Merzario, Brett Lunger, Guy Edwards y Harald Ertl, que lo extrajeron de la Ferrari en llamas tras permanecer en ella casi un minuto a 800°C. Las cicatrices en su cara lo acompañaron toda su vida, pero el daño en los pulmones, silente y letal, le terminaron cobrando la vida a los 70 años, el 20 de mayo de 2019.

Discusiones.

James Hunt, Niki Lauda y Ronnie Peterson dialogan antes del GP de Japón de 1976. Hubo largos cabildeos entre los pilotos que querían cancelar la carrera (la gran mayoría), los disidentes (entre ellos, el propio sueco), las autoridades de la F1 y los organizadores japoneses

Cuando casi todos creían que Lauda no sobreviviría a sus lesiones (hasta recibió la extramaunción) y que de hacerlo jamás volvería a conducir un F1 (incluida la propia Ferrari, que rápidamente contrató a Carlos Reutemann para reemplazarlo), 42 días después del terrible accidente en el Infierno Verde, Lauda apareció en los entrenamientos del GP de Italia , en Monza, para competir. Aun con vendajes y heridas sin cicatrizar, Niki llegó cuarto y volvió a plantar bandera en un campeonato que, durante su ausencia, había pasado a ser dominado...

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