El golpe que faltaba

En la mitad del ATP de Buenos Aires, mucho antes de que el certamen ingresara en una etapa de definición, ya no quedaron raquetas argentinas. Un hecho alarmante, pero que no escapó a las dificultades que los tenistas argentinos, con excepción de , vienen demostrando en el circuito, sobre todo en los Grand Slams. Pero, en este caso, se potencia el impacto porque se trata de la principal competencia nacional, siempre con protagonistas albicelestes, pese a que en los últimos cinco años los campeones hayan sido españoles. Con la derrota de frente al holandés Robin Haase por 6-2, 6-7 (4) y 6-2, se derrumbó la certeza de tener a un jugador local en los cuartos de final. Histórico, pero por lo nocivo, porque ello no había sucedido en las 16 versiones anteriores del torneo, un certamen que ya no tiene la figura del retirado ni a Juan Martín del Potro, que desde hace varios años eligió otros destinos para jugar. Para encontrar una estadística tan negativa hay que retroceder más de cuatro décadas.La falta de argentinos entre los mejores ocho del torneo (nueve integraron el cuadro principal) no es un hecho más y coincide con un momento de incertidumbre en la Copa Davis, donde el equipo disputará, en septiembre, un repechaje por la permanencia, por primera vez desde su regreso al Grupo Mundial, en 2002. Durante estas agitadas jornadas de la Copa Claro, los pasillos del Buenos Aires Lawn Tennis Club son un hormiguero. Se cruzan jugadores, entrenadores, empresarios, periodistas, operarios. Y la mayoría extraña a la Legión, la generación que durante más de una década derramó éxitos en los courts del mundo. Pero hoy, más allá de la estela de Del Potro, todo es mucho más austero. Y parecen ser tiempos de recambio. Claro que el público nacional se acostumbró a la elite y es difícil cambiar el chip.Eduardo Infantino, director del Centro Nacional de la Federación Italiana de Tenis, de visita en el club de Palermo, hizo un crudo análisis. "Es un tema que estamos hablando desde hace tiempo. Ya había una luz amarilla y ahora hay una luz roja directamente. No se ve el recambio al que los argentinos están acostumbrados; viene lento, y hay mucha gente que tiene que tomar responsabilidad de esto, no sólo los entrenadores. Nalbandian, Coria y Del Potro fueron detrás de los Squillari, Chela, Zabaleta, Cañas, Calleri, Gaudio, por ejemplo. Entonces, aunque eran jóvenes, se pegaban a los otros y por eso fueron tan buenos. Ahora los más jóvenes no tienen tantos espejos. Necesitaríamos...

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