El gol maldito

A Lionel Messi no le importan los récords. De tanto repetirlo, la maldición le cayó con burlona perversidad. Lejos de traer un efecto reparador, el gol 500 apareció como un aguijón venenoso. Un número impetuoso, prepotente, descriptivo de una carrera magnífica, pero de repente insulso y apenas decorativo en una atmósfera en crisis. Un impacto volcánico reducido a cenizas. Cuatro días después de quedar eliminado de la Liga de Campeones, Barcelona acentuó el desplome. El equipo de Luis Enrique, hasta hace algunas semanas enfilado a retener la triple corona, hoy se hunde en arenas movedizas. Sufre un ataque de pánico en la Liga, con derivaciones aún insospechadas. Está en serios apuros, justo cuando los registros de leyenda de Messi desatan una perturbadora melancolía.

Barcelona mereció ganar y Messi siempre intentó espabilar a un conjunto aturdido. Pero se impuso Valencia y mandó a los catalanes al diván. Ni tiempo para angustiarse tendrá Barça, que pasado mañana visitará a La Coruña en la frenética continuidad de un torneo que ahora arde. La goleada 3-0 de Atlético de Madrid ante Granada -Ángel Correa marcó el último- lo depositó en la cima, aunque los blaugranas conservan el liderazgo por mejor diferencia de gol. El equipo de Diego Simeone nunca dejará de creer, mientras los culé necesitan darse urgentes puntos de sutura. Real Madrid se relame agazapado, sólo una unidad detrás de ambos.

Aunque cortó la sequía, pasaron 515 minutos para que Messi volviera a marcar en Barcelona. La peor racha de su vida. Atrás quedó la laguna de 2008, con 481 minutos con la mira desenfocada. Messi hasta revive los registros olvidables. Por estas horas, nada le servirá de consuelo a Leo. De repente, todas las estadísticas quedaron vacías de contenido. ¿Qué le puede importar a Messi que ayer el arquero Diego Alves haya sufrido el 17° tanto del rosarino en 15 enfrentamientos? Nada. Desde ya, casi no festejó el descuento convertido en el minuto 63. Valencia ganaba por los tantos de Rakitic (en contra) y Santi Mina y resistió, pese a casi media hora de bombardeo culé. Ganó Valencia, el mismo equipo que en la misma cancha, hace poco más de dos meses, había sido arrollado por 7-0 en las semifinales de la Copa del Rey.

Al final de la 29a fecha, la Liga parecía sentenciada. Barcelona sumaba 75 puntos, y hoy, tras la 33a jornada, tiene 76, apenas uno más. La comparación con sus perseguidores es implacable: por entonces Aleti tenía 67, y ahora, 76 (+9), y Real Madrid...

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