En el Gobierno reina el temor al desgaste

Un temor comenzó a generalizarse en la Casa Rosada: el goteo constante de reclamos sociales podría derivar en un sostenido desgaste de la autoridad presidencial después de varias protestas contra el Gobierno que lograron ganar las calles. Con ese eje y la preocupación que causó la sublevación en las fuerzas de seguridad, Cristina Kirchner replanteó la estrategia en medio de la crisis, dijeron fuentes oficiales. Hasta anoche no había encontrado una salida.Hacia afuera, tanto los funcionarios como los dirigentes del kirchnerismo hablaban de un intento desestabilizador. Pero hacia adentro, la mayoría de los colaboradores presidenciales reconocían el error que contenía el decreto que terminó por rebajar los salarios en las escalas de menores ingresos de la Prefectura y la Gendarmería.La preocupación fue creciendo en el Gobierno a medida que escalaba el conflicto y obligó a la Presidenta a protagonizar un hecho totalmente inusual: debió cruzar en auto por entre las fuentes de agua que dan a la calle Balcarce, desde Hipólito Yrigoyen hacia Rivadavia, al revés de lo habitual, para evitar que la vieran desde el edificio de la Prefectura Naval.Menos aún se animó a llegar a la Casa Rosada en helicóptero y posarse frente al foco de la protesta. Anoche, seguía en su despacho pasadas las 23, intentando buscar una salida.Finalmente, se retiró a las 23.30, junto con el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y el secretario general, Oscar Parrilli. Para evitar el camino del bajo, el automóvil que la transportaba tomó por Rivadavia y ella bajó el vidrio para saludar a 30 jóvenes que cantaban en la puerta.Todas las decisiones que tomó durante la jornada corrieron por su cuenta y ningún funcionario estaba a salvo de las críticas presidenciales. "Vamos a ver la respuesta. Yo creo que ahora levantan la medida", decía con zozobra la ministra de Seguridad, Nilda Garré, frente a un televisor, poco antes de las 12, después de que junto al jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, anunciaba la suspensión del decreto de la polémica.Garré estaba parada en lo que se conoce como el antedespacho de la Jefatura de Gabinete mirando la reacción de los prefectos con la esperanza de una salida que no se dio. Apenas escuchó que se redoblaba la apuesta tomó sus cosas y se fue.En la Casa Rosada coinciden en destacar que Garré quedó entre los más golpeados como responsables de la crisis. Desde el famoso decreto, redactado por su ministerio, hasta la sublevación posterior, la Presidenta...

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